Calor en el desierto y tormentas en la montaña — Comida salvaje en Andalucía

Durante tres días recorrimos dos impresionantes senderos en Andalucía y observamos grandes contrastes. Si crees que el senderismo en Andalucía se limita a las montañas de Sierra Nevada, aquí tienes dos alternativas que te harán cambiar de parecer.

Desde el calor desértico y los senderos secos del Parque Megalítico de Gorafe hasta las vastas paredes de roca y los caminos boscosos del cerro Jabalcón, he aquí dos joyas de la región.

Al conducir hacia el Parque Megalítico de Gorafe, la mayoría de la gente quedará perpleja, pensando que se ha transportado de repente a Utah o Nevada. Este entorno maravilloso es un auténtico tesoro que hay que contemplar, y sus senderos son perfectos para el trekking, el trail running y el ciclismo de montaña o de gravel. El paisaje es alucinante, y los colores de la roca van del blanco al amarillo pálido, pasando por dorado, naranja y vetas de magenta y rojo.

A mitad de camino, hay un mirador espectacular donde decidimos preparar nuestra cena en medio de la naturaleza. El menú se inspiró en parte en el paisaje, que nos hizo pensar en el sur de Estados Unidos. Pero lo mezclamos con especialidades locales de Andalucía, por lo que tenía sémola con jamón serrano, pimentón ahumado y queso de oveja curado.

La ruta es muy fácil de seguir, pues hay rayas amarillas y blancas paralelas marcadas en postes en cada cruce. Si te equivocas de camino, las rayas amarillas y blancas forman una cruz.

Después de dos días de caminata, casi solos entre arroyos, montañas y acantilados tallados por el viento, decidimos que era necesario un cambio de ritmo, de terreno y de paisaje. En el desierto habíamos divisado la imponente fachada del cerro Jabalcón y acordamos que subiríamos a la cima.

A la mañana siguiente, estábamos aparcados al borde del embalse del Negratín, cuyas aguas azul cobalto eran tentadoras. Durante un breve instante, dos de los miembros de nuestro grupo se plantearon cambiar el senderismo por la natación, pero la idea de una cena en la cima era más atractiva, así que nos pusimos las mochilas y subimos en zigzag por los caminos, que olían a savia de pino y a hierbas silvestres.

Ya arriba, pudimos contemplar una magnífica vista panorámica, todo el paisaje circundante teñido de tonos grises y azules pálidos mientras la tormenta se acercaba a nosotros. Queríamos acampar bajo las estrellas, pero, con los relámpagos que se extendían en la base de las nubes, decidimos descender aún con la cena dentro de las mochilas.

Encontramos un hotel cercano para pasar la noche y a la mañana siguiente el cielo ya estaba despejado. Tenía un color azul pálido, y el suelo prácticamente humeaba con el calor de la mañana. Lo que no cenamos la noche anterior lo comimos en el almuerzo: un plato andaluz de pimientos secos, tomates y cebollas servido con pan.

En esta Colección puedes consultar las excursiones y las recetas para recrear estas deliciosas comidas de campamento. ¡Que lo disfrutes!