Durante casi un siglo, el valle del río Almanzora, a las faldas de la sierra de Baza y de los Filabres, sentía cómo a diario era recorrido por trenes cargados de pasajeros, esparto, mármol y minerales como el hierro. En este tiempo, la línea de ferrocarril sirvió para estructurar la vida y las poblaciones de la comarca y, cuando en 1985 fue clausurada, el valle quedó en silencio.

Ahora ya en el nuevo siglo, los pasajeros vuelven a recorrer la línea pero esta vez lo hacen pedaleando sobre bicicletas hechas, quién sabe, quizás con el mineral que de aquí una vez se extrajo.

Esta Vía Verde se desarrolla durante casi 100 kilómetros en un delicioso, suave y casi continuo descenso desde el pueblo de Baúl, cerca de Baza en Granada, hasta el de Arboleas, junto a Huércal-Overa, en la provincia de Almería.

Un firme de gravilla compactada y tramos de asfalto, cinco túneles y varios viaductos impresionantes te esperan si te decides a emprender este bonito viaje.

Se sigue trabajando en la recuperación y puesta en valor del resto de las partes del trazado original y en un futuro cercano se unirá este tramo principal con el segmento ya en funcionamiento que une Huércal-Overa con Almendricos.

Preciosos pueblos cargados de historia, aguas termales, espacios naturales protegidos y un importante conjunto de patrimonio ferroviario industrial van a colorear esta interesante Ruta, apta para todos los niveles. Lo que aquí te planteo son dos etapas de 55 y 45 kilómetros, pero se puede hacer en una sola jornada o dividirla en etapas más cortas si viajas con niños, por ejemplo.

La logística en esta Vía Verde no es tan sencilla como en otras: de momento la única manera de llegar a los puntos de inicio y final es con transporte privado. Para el comienzo, puedes usar la estación de autobús de Baza y retroceder hasta Baúl. Y para el final, una opción muy interesante es, al acabar en Arboleas, continuar por caminos hasta Huércal-Overa y allí, o bien tomar el autobús, o bien seguir la Vía Verde por el tramo recuperado que te llevará hasta Almendricos, donde también hay estación de autobús, sumando unos 35 kilómetros al total.

Puedes hacer este viaje durante todo el año, pero yo evitaría las épocas más calurosas y las más frías y elegiría la primavera, que además de ofrecer un clima suave, hace explotar con flores de colores el valle.

Durante el recorrido podrás ir recargando agua y comida en los pueblos que atraviesas o tomar pequeños desvíos para llegar a otros cercanos. No obstante, te recomiendo que lleves siempre contigo agua y comida ligera (barritas, frutos secos) de sobra, por si llegases a ellos fuera de horarios comerciales.

¡Que disfrutes de este precioso viaje a través de la historia del ferrocarril minero andaluz!