En bicicleta por la Patagonia

“Cycling Through a Pandemic” es un proyecto que comparte las historias y perspectivas de ciclistas de diez países de todo el mundo que se embarcaron en viajes en sus países de origen durante la pandemia. Esta es la historia de Andrés y Jime.

El valle del Manso es uno de los más bellos de la Patagonia. Aquí hay un sendero de 20 kilómetros (12 millas) totalmente pedaleable que corre paralelo a uno de los ríos más hermosos y caudalosos de la región. En plena cuarentena en Argentina, esta era nuestra mejor opción de respirar el aire puro del bosque y sentir que viajábamos por unas horas. En ese momento, vivíamos en una pequeña cabaña en un sitio con 200 habitantes entre las localidades de Bariloche y El Bolsón, y estábamos a pocos kilómetros del Manso. Las bicicletas fueron la mejor manera de escapar, algo muy necesario en un contexto tan caótico e incierto.

El sendero comienza en la primera pasarela, conocida como Paso Andrade (en la Ruta Provincial 83, a 11,5 kilómetros de la Ruta Nacional 40) y finaliza en la última pasarela, Paso Jones, a la altura del Camping La Pasarela de El Manso.

Hicimos todo el camino en bicicleta sin problemas, salvo algunos tramos pequeños donde el desnivel es un poco abrupto y tuvimos que caminar. Durante todo el recorrido y en la margen norte del río Manso está el cerro Bastión, una pared muy bonita de casi 2000 metros (6562 pies) de altura. En varios tramos, cuando el camino se estrecha por la vegetación, tuvimos que tener cuidado con las espinas de las rosas mosquetas, no solo para evitar posibles pinchaduras, sino también para no lastimar zonas expuestas de nuestro cuerpo como brazos, piernas y cara.

Casi a mitad del recorrido, hay que cruzar un arroyo con la bicicleta al hombro. Una vez del otro lado, paramos a comer fruta fresca y unas frutas secas. Cuando terminamos y seguimos pedaleando, descubrimos que a unos metros había una playa muy hermosa para descansar, justo al lado del río Manso.

Una buena forma de terminar este viaje es llegar a la frontera con Chile. Desde la última pasarela, hay solo 10 kilómetros más (6,2 millas). Aunque no hay campings en este tramo, se puede volver a la pasarela para acampar. Siempre llevamos camperas con nosotros por si está nublado o hace frío, porque la Patagonia es bastante impredecible en lo que respecta al clima. De vez en cuando, también hay rachas de lluvia que bajan mucho la temperatura e incluso algunas nevadas en altura.

En cuanto a la comida y el agua, en la Ruta Provincial 83 encontramos algunos campings con proveedurías. El agua no es un problema porque en toda esta zona hay vertientes y ríos donde pudimos llenar las botellas. Algo que disfrutamos mucho fueron las tortas fritas que comimos al final del recorrido: las mejores que hemos probado en el sur.