El recorrido en bicicleta entre Ardèche y Cevenas combina amplias pistas de grava a lo largo de caminos forestales, divertidos senderos de bosque y algunos suaves descensos asfaltados que no querrás perderte.

La travesía comienza con un largo y poco pronunciado ascenso por una vía de ferrocarril en desuso, la "Dolce Via", en el altiplano del Parque Natural Regional de los Montes de Ardèche, con los volcanes del monte Mézenc y el monte Gerbier de fondo. A continuación, la ruta sigue por lo alto la línea que separa las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, para luego descender al estrecho y escarpado desfiladero de las Cevenas en Pied-de-Borne, donde confluyen los ríos Altier, Borne y Chassezac. Este extenso y sinuoso descenso de grava por las laderas de la montaña es uno de los puntos más destacados del viaje.

Después de ganar altura a través del bosque de pinos que está bajo el Pic Cassini (fuente del Tarn), el camino se abre y se conecta con una espectacular carretera de grava hasta el Col de Finiels. Luego, se desciende hacia el paisaje agreste y granítico de la Lozère, con sus bonitas casas y muros de piedra, por suaves senderos de grava que se encuentran con el río Tarn en el popular Pont du Tarn.

Seguidamente, la ruta se desarrolla por pistas forestales hasta el punto más alto del Pic de la Tourette, a 914 metros (2998 pies), donde se deja atrás el Parque Nacional de las Cevenas. Este pico limita con las regiones de Lozère y Gard y ofrece unas vistas increíbles de los alrededores. Desde aquí se atraviesa el no tan conocido valle de Luech y se desciende hacia las llanuras de Alès por divertidos caminos arbolados.

El paisaje y las superficies cambian constantemente, y nos sorprendió todo lo que pudimos encontrar a lo largo de los 380 kilómetros. Un 70 % del terreno era natural y un 30 % era carretera, y entre un 90 % y un 100 % era perfecto para pedalear, dependiendo de tu equipo, neumáticos, pulmones y carga. Nosotros usamos neumáticos con tacos de 40 milímetros.

La ruta es una mezcla de senderos de grava y caminos forestales, antiguos accesos a granjas y tranquilas carreteras secundarias. Las superficies de los tramos sin asfaltar varían desde grava lisa hasta pendientes empinadas, rocosas y a veces de piedra suelta que pondrán a prueba tu destreza. Las secciones en las que hay que llevar la bicicleta a pie son cortas y merecen la pena. Los tramos de carretera son divertidos y rápidos, con muy poco tráfico y grandes vistas. Todos los días encontrarás pequeñas aldeas y pueblos a lo largo de la ruta y conocerás a gente muy amable.

Conseguirás agua potable fácilmente, excepto en la quinta etapa en el monte Lozère. Había suficiente para comer todos los días, pero no siempre en grandes cantidades. Así que hay que planificar bien cuándo y dónde comprar alimentos, siempre teniendo en cuenta que las tiendas francesas en el campo suelen cerrar entre las 12:00 y las 16:00.

Decidimos combinar vivac y acampada, pero también es posible dormir en casas rurales durante las tres primeras noches. Las etapas cuatro a seis están más aisladas y hay menos posibilidades de encontrar una cama y una ducha caliente.

En definitiva, es un gran viaje y una aventura perfecta de ciclismo de montaña. Ninguno de nosotros había practicado antes MTB, pero nos sentimos totalmente a gusto en todos los senderos.

Para ver la ruta original completa, visita: komoot.com/tour/424616021