En abril se pusieron en contacto conmigo para hacer un reportaje fotográfico de Irlanda. Desde el punto de vista meteorológico, no sabía si tenía sentido ir a principios de primavera. Sin embargo, descubrí que abril y mayo son dos buenos meses para viajar a Irlanda: en cinco días de viaje, solo conté una hora de lluvia. Espero que tengas la misma suerte.

Con sus bellos paisajes, este país insular es bien conocido por haber conservado intactas sus tradiciones. También goza de una rica cultura gastronómica. El típico fish and chips (aunque siente bien después de un día de ciclismo) es solo una pequeña parte de lo que podrás degustar. Destaca el Guinness pie (¡un pastel de cerveza!), el shepherd's pie o el coddle (u olla dublinesa). La cerveza es omnipresente, pero te animo a probar la sidra escarchada o el zumo de manzana, ¡ya me contarás! En la bici y en la mesa, salirse de los caminos trillados suele ser fuente de buenas e interesantes sorpresas.

En cuanto a los números, la relación entre los kilómetros y el desnivel no miente sobre lo que te espera. Las carreteras irlandesas son todo un reto. A veces te enfrentarás a pendientes de más del 20%. Ten la seguridad de que detrás de las empinadas cuestas siempre hay vistas impresionantes. Hay una palabra inglesa que resume perfectamente esta aventura: "breathtaking", que se traduciría en español como “sobrecogedor”.

Los dos primeros días se recorren las distintas penínsulas irlandesas a lo largo del mar Céltico. También se incluye una pequeña parte de la Irish Wild Atlantic Way correspondiente al inicio de EuroVelo 1, pero la he acortado en algunos momentos para rodar por carreteras más pequeñas y fuera de los caminos más frecuentados. Así llegarás a algunos miradores escondidos.

El tercer día entre Bantry y Killarney es el más alocado en cuanto a paisajes y dificultad. Además de pedalear, tendrás que empujar la bicicleta. Que conste que derramé una lágrima en el punto álgido de la jornada: el silencio era tan poderoso y el paisaje tan sublime que fue la mejor forma de expresar mi asombro.

Los dos últimos días tendrás tiempo para disfrutar de la ciudad de Cork.

La Ruta es exigente, por lo que es imprescindible una bicicleta gravel o de montaña, así como un buen equipo para lluvia. En esta aventura, dada la dificultad y las condiciones meteorológicas, deberías optar por un alojamiento bajo techo. Lo bueno es que hay bed and breakfasts en todas las ciudades que cruzas.

Puedes llegar a Cork en avión o en ferry desde Roscoff (lo que te brindará una oportunidad extra para pedalear un poco más). Para mí, esta aventura está vinculada al mar, por eso verás que el itinerario comienza y termina en sendas terminales del ferry.

Buen viaje.