Esta Colección te lleva a descubrir los paisajes inmaculados de la reserva de Saja. Este increíble paraje engloba los valles occidentales de Cantabria, desde el río Besaya hasta los Picos de Europa, y esconde extensos hayedos y robledales que parecen sacados de un cuento. En las zonas altas te topas también con hermosas brañas que sirven de pasto a la vaca tudanca, autóctona de la región y famosa por sus grandes cuernos. Si te gustan los animales, presta atención porque este es también el hábitat de ciervos, corzos, jabalíes, rebecos, lobos y numerosas rapaces, así como de los amenazados oso pardo y urogallo.

¿Te parece que con esto es suficiente? Pues aún hay más. Y es que la reserva de Saja también atesora otro patrimonio muy importante: sus típicos pueblos montañeses que han conservado hasta hoy su arquitectura tradicional. Recorriendo el GR 71 pasas por muchos de ellos, entre los que destacan Bárcena Mayor, Caheco y Potes. Son los pueblos enclavados en estos valles el origen de las trovas montañesas, crónicas de la vida cotidiana de las gentes de esta zona y que eran recitados por pastores y vaqueros en reuniones vecinales, tabernas y festejos. ¿Te preguntabas de dónde han salido tantas leyendas sobre esta región? La respuesta está en las trovas.

El GR 71 atraviesa la reserva de Saja de un extremo a otro y une Bárcena de Pie de Concha, en el centro de Cantabria, con la localidad asturiana de Sotres, en el corazón de los Picos de Europa. Lo más recomendable es seguir la Ruta en este sentido, de este a oeste, para disfrutar de las magníficas vistas de las cumbres de los Picos de Europa. He dividido el itinerario en siete etapas, pero es muy fácil adaptarlo en función de tu forma física y el tiempo del que dispongas. Por el camino pasas por muchos lugares que ofrecen alojamiento, por lo que puedes dividir el trazado como quieras.

El punto de inicio de este recorrido, Bárcena de Pie de Concha, es fácilmente accesible en tren desde Santander. Sin embargo, el punto final, Sotres, carece de transporte público. Si no quieres hacer muchos malabares, lo mejor es que cuentes con un coche de apoyo. De todas formas, te doy más información en la descripción de la última etapa.

Para completar el recorrido hay que contar con una buena forma física. No hay dificultades técnicas, pero las etapas son largas y hay que salvar grandes desniveles. A lo largo de la Ruta hay pueblos suficientes para dormir y avituallarse. Todas las etapas terminan en pequeñas aldeas que tienen al menos una opción de alojamiento y un bar-restaurante. Eso sí, las opciones son limitadas, por lo que es más que recomendable reservar con antelación.

El itinerario se puede hacer durante todo el año, pero yo te recomendaría hacerlo en primavera y verano. Aunque puede llover en cualquier estación, en los meses de otoño e invierno es más probable que llueva (¡y mucho!). Además, lo más normal es que durante los meses más fríos te encuentres con una niebla densa que te tape las vistas. De todas formas, estas dos estaciones también tienen su encanto. En otoño, la reserva de Saja se tiñe de una amalgama de colores increíbles. En invierno, ver los Picos de Europa nevados al fondo no tiene precio.

El punto negativo del GR 71 es que está deshomologado y, por lo tanto, la señalización es bastante escasa. Presta mucha atención para no perderte, sobre todo si hay niebla. Aunque pasas por puntos donde puedes comprar víveres, lleva algo de comida y dos litros de agua por persona. Añade una gorra, calzado robusto e impermeable, chubasquero, cortavientos y unos bastones de senderismo que te ayuden en las subidas.

¡Disfruta descubriendo los espectaculares valles occidentales de Cantabria y no te olvides de sacar muchas fotos!