La sierra de Guadarrama es un paraíso natural compartido por Madrid y Segovia. Los macizos graníticos, que se alzan sobre los 2000 metros de altitud, separan las mesetas norte y sur. En ambas vertientes nacen importantes ríos que tributan a dos de las mayores cuencas hidrográficas peninsulares. Por la cara norte fluyen hacia el Duero las corrientes del Eresma, Pirón, Cega, Duratón y Moros. En la cara sur, descienden hacia el majestuoso Tajo las aguas del Manzanares, Guadarrama, Cofio y Lozoya.

El patrimonio natural de estas montañas del sistema Central le ha valido la declaración de parque nacional en numerosas cotas sobre los 1600 metros de altitud. En sus laderas crecen inmensos bosques de pinos, rebollos y encinas. En el piedemonte abundan especies de matorral como la jara, el cantueso, el tomillo o la zarza y, en la alta montaña, el piornal. La fauna cuenta con especies de mamíferos como ciervos y corzos, jabalíes, zorros, cabras montesas, tejones, gatos monteses, liebres y mustélidos. Además, por si fuera poco, el lobo empieza a dejarse ver por estas montañas. Y el cielo de Guadarrama cuenta con una realeza singular, sobre sus cumbres vuelan majestuosos el águila imperial y el buitre negro.

El patrimonio antropológico de las civilizaciones que se han asentado en sus pendientes también es ingente. Los romanos, musulmanes y gran parte de la realeza castellana y española, dejaron numerosas construcciones integradas en el paisaje en su intento de transformarlo a su favor. La calzada romana de la Fuenfría, el azud del acueducto de Segovia, el castillo de Manzanares el Real, el palacio del real sitio de San Ildefonso o el monasterio de El Paular forman parte de una larga lista. Por otro lado, la explotación forestal y pecuaria que ha tenido lugar durante los siglos ha dejado una inmensa red de caminos, senderos y pueblos que, actualmente, hacen las delicias de senderistas y ciclistas.

Te propongo recorrer 200 kilómetros, en cuatro etapas, por sendas, pistas y algún tramo de carretera, los parajes naturales y humanos más significativos de la sierra de Guadarrama. La aventura es circular desde Cercedilla, un precioso pueblo serrano al que se puede llegar en tren de Cercanías desde las principales estaciones de Madrid capital. Te recomiendo que llegues a Cercedilla la jornada anterior, ya que el trayecto en tren dura más de 90 minutos y puedes aprovechar la noche para cenar en cualquiera de los restaurantes o bares del pueblo que ofrecen productos locales.

Cercedilla, y todas las poblaciones donde termina cada etapa, cuentan con diversas opciones de alojamiento. Existe la opción de pernoctar en alguno de los refugios de la Ruta, sin embargo, no están en el mejor estado de conservación. En todo caso, si valoras esta opción, te recomiendo estudiar el recorrido con antelación y asegurarte del estado de estos refugios.

Aunque el paisaje está muy humanizado, en cada etapa pedaleas durante horas por zonas con muy poca afluencia de personas. De este modo es importante que consideres llevar suficiente comida y repuestos. El vestuario juega un papel fundamental en esta aventura, ya que las horas centrales del día pueden ser más cálidas, pero en las cumbres suele soplar el viento y bajar la temperatura. También a última hora del día, y a primera de la mañana, el termómetro desciende.

Una bicicleta de montaña de doble suspensión es tu compañera ideal para esta travesía. Aunque las pistas están en muy bien estado, algunas de las espectaculares sendas son perfectas para dejarte llevar por el estado del “flow”, aquí una montura de este tipo es un catalizador de la experiencia.

Estas montañas presentan un clima espectacular muchos días del año, sin embargo, el invierno es una temporada a evitar por la alta probabilidad de nieve y ventisca en las cumbres. Lo ideal es desde finales de abril hasta mediados de noviembre. El verano es muy suave, salvo en el piedemonte, y los bosques refrescan el ambiente. Si escoges venir en verano, te encontrarás pedaleando entre mares de helechos. Si vienes en otoño, el bosque está jugoso y colorido. En la primavera todo reverdece. Escoge la estación que más te guste y disfruta del rodar por los encantadores paisajes de la sierra de Guadarrama.