Hayedos y pinares, cañones de pizarra y vegas fértiles, cortados, humedales y lagunas, monasterios y palacios. ¿Quién diría que esta idílica lista se encuentra en los alrededores de Madrid?

El Jarama es el río más largo de esta comunidad autónoma. A través de 190 kilómetros bordea zonas industriales y urbanas y, aun así, se mantiene como un corredor biológico fundamental para la biodiversidad madrileña. El río brota de las estribaciones de la peña Cebollera, justo al lado del maravilloso hayedo de Montejo. Se desliza hasta Aranjuez, donde se entrega al Tajo, creando una variedad de paisajes inesperadamente vírgenes y salvajes, dada la envergadura industrial de las zonas que transita.

Te invito a subirte a tu bici de gravel y recorrer, durante tres etapas, unos 225 kilómetros y cerca de 1800 metros de desnivel positivo por las sendas y caminos más cercanos al cauce del río. Se me ocurrió esta aventura después de recorrer varios tramos de los senderos que abundan por su ribera. Así que me puse manos a la obra para diseñar este recorrido que, una vez investigué, me pareció sorprendente.

El Jarama fluye principalmente por Madrid, aunque hace breves incursiones por Guadalajara. La parte alta del cauce se mantiene muy natural y el paisaje es, principalmente, de montaña y piedemonte. A medida que desciende está rodeado de campos agrícolas y cuando se acerca a Alcobendas su entorno está altamente industrializado. Sin embargo, en todo su curso el río mantiene una belleza natural sorprendente y ofrece una aventura rural inigualable muy cerca de la urbe.

La Ruta comienza, paradójicamente, en la provincia de Guadalajara. El Jarama hace de frontera entre ambas comunidades durante muchos kilómetros. Para llegar a Montejo de la Sierra puedes tomar un autobús de Alsa en el intercambiador de Plaza de Castilla. Puedes consultar su política de traslado de bicicletas en alsa.es/ayuda/transportar-bicicletas-tablas-surf-esquis. Para volver desde Aranjuez puedes tomar un tren de cercanías que te deje en el centro de Madrid.

Esta travesía es factible en todas las estaciones. Sin embargo, ten en cuenta que el invierno es muy frío en la sierra y el verano es caliente por las vegas. Por lo tanto, te recomiendo pedalear en primavera o en otoño. En estas estaciones las temperaturas son menos extremas y el paisaje se viste con sus respectivas galas cromáticas. Solo te recomiendo encarecidamente evitar los días de lluvia, especialmente en las zonas bajas, ya que la arcilla hará imposible que avances.

Esta aventura es corta y no recorre grandes extensiones lejos de la civilización. Por el camino encuentras constantemente poblaciones donde puedes repostar agua y comida. Además, las etapas terminan en Uceda y Velilla de San Antonio, donde no tendrás problema para escoger opciones de alojamiento y alimentación.

Una bici de gravel es perfecta para esta Ruta. Los tramos de senda que recorres son asequibles y, si tuvieras que empujar en algún sitio, llevas una bici ligera. En cuanto a los neumáticos, puedes optar por cualquiera entre 35 y 50 milímetros, siempre que el taqueado te ofrezca buen compromiso entre tracción, fácil rodadura y protección contra los pinchazos.

Te deseo que las sendas del Jarama te enamoren tanto como a mí.