Esta Colección te cuenta una historia real que parece sacada de una película de ficción. A fecha del 10 de junio de 1949, se celebró la etapa número 17 del Giro de Italia, descrita por los periodistas deportivos como la de los "cinco pasos por las nubes".

En efecto, el contenido del recorrido era prometedor: Maddalena, Vars, Izoard, Monginevro y Sestriere. 254 kilómetros y más de 5000 metros de desnivel: los periodistas de la época sabían que sería la etapa que decidiría la suerte del Giro.

El triunfo de la carrera rosa se iba acercando a Fausto Coppi: el líder de la clasificación aún era Adolfo Leoni, pero sus características de sprinter no se ajustaban a la altimetría de la Cuneo-Pinerolo. Coppi estaba a menos de un minuto de la maglia rosa y estaba nueve minutos por delante de su principal rival, Gino Bartali.

A falta de 192 kilómetros, Fausto Coppi siguió un ataque de Primo Volpi y se pronto se encontró solo. Imaginemos por un momento una situación irreal: tienes el Giro en tus manos, estás a punto de ganar tu primera gran carrera y aun así decides atacar desde tan lejos. Esta situación la describió muy bien el comentarista de radio Mario Ferretti: "solo un hombre está al mando, su maillot es blanco y azul y se llama Fausto Coppi".

El propio Fausto Coppi, en la línea de meta, confirmó que se trataba de una auténtica locura: a los comentaristas radiofónicos, embelesados por haber presenciado la etapa más histórica de la historia, les dijo que nunca había pensado en semejante locura y que, de hecho, se había equivocado al ponerla en práctica. Unas cuantas cifras ayudarán a comprender el valor de aquella hazaña: Coppi consiguió aumentar su ventaja en las cinco subidas, a pesar de los cinco pinchazos que sufrió.

En las condiciones actuales, utilizando los parámetros del Tour de Francia, solo el Col d'Izoard sigue siendo "hors categorie" (fuera de categoría para los seres humanos). Las otras cuatro subidas se clasifican ahora como “normales”, de primera o segunda categoría. La altimetría de aquel Cuneo-Pinerolo de 1949 nunca se ha repetido. Quizá sea para bien: es una etapa que ha entrado en la historia del ciclismo y se aloja en el imaginario colectivo como algo épico. Incluso hay varias películas que han rendido homenaje a esa jornada, catalogando Pinerolo como un lugar inalcanzable.

Si quieres recorrer aquella etapa con las cinco subidas, te invito a embarcarte en esta aventura de tres días. Vas a ver paisajes espectaculares a gran altitud. Recuerda llevar ropa técnica, adecuada para los largos y frescos descensos.

Puedes llegar a Cuneo y salir de Pinerolo en tren, cómodamente, sin tener ni siquiera que desmontar la bicicleta.

Reserva tu alojamiento con antelación: la Ruta atraviesa zonas alpinas muy frecuentadas y a menudo es difícil encontrar disponibilidad hotelera.