A principios del siglo IX, la noticia del hallazgo de la tumba del apóstol Santiago llegó a los oídos de los cristianos del mundo. Entre ellos se encontraban los que, aunque vivían en los dominios musulmanes de al-Ándalus, conservaban su fe y costumbres cristianas. Estos eran los denominados mozárabes.

La necesidad de viajar hasta este lugar sagrado impulsó a los mozárabes a emprender un largo camino a través del califato por las vías tradicionales romanas. De este modo se fueron fraguando diferentes caminos de peregrinación desde los puntos principales del mundo ibérico musulmán hacia el norte. Los ramales parten desde las actuales Almería, Málaga y Jaén, confluyen en Córdoba (capital del emirato) y, desde ahí, se adentran en Extremadura para empalmar en Mérida con la vía de la Plata y seguir hasta Santiago de Compostela.


Te invito a rodar por el más largo de los itinerarios mozárabes entre Almería y Mérida. Te esperan más de 615 kilómetros por pequeñas carreteras, pistas de tierra y algunas sendas que recorren un sinfín de paisajes espectaculares: desiertos, sierras y dehesas. Además, enlazan grandes y pequeñas poblaciones que rebosan de historia religiosa, militar y cultural. La Alhambra, la catedral-mezquita de Córdoba o el teatro romano de Mérida son las maravillas más conocidas de esta Colección, pero en el Camino de Santiago Mozárabe te espera mucho más.

He dividido el recorrido en 11 etapas, cada una de las cuales termina en alguna población con posibilidad de alojamiento y restauración. En cualquier caso, puedes adaptarlas a tu gusto, acortando o alargando los itinerarios. Además, dos jornadas terminan en las impresionantes Granada y Córdoba, máximas exponentes de la cultura de al-Ándalus.

El recorrido no presenta ninguna dificultad técnica. Por lo tanto, una bicicleta de gravel con gomas que te permitan rodar ligero es tu montura ideal. Solo en la etapa ocho te encuentras con la loma de los Escalones, un tramo de senda entre encinas y alcornoques, un poco más agreste y en el que existe la posibilidad de que tengas que desmontar brevemente. El resto, todo es rodar fácil. Eso sí, no olvides llevar tu bicicleta revisada para esta travesía.

Dado que la mayoría del tiempo pasas por núcleos de población con todos los servicios, un par de mudas de ropa es más que suficiente para completar este peregrinaje a dos ruedas. Recuerda llevar prendas que puedas usar como capas y que se adapten a las diferentes temperaturas del día. Además, te animo a añadir algún día más a las etapas cuatro y siete para hacer una parada en Granada y Córdoba, respectivamente. Así, podrás disfrutar de su herencia musulmana, descansar un poco y pasar por una lavandería o tienda de bicis, si fuera necesario.

Sin duda las mejores estaciones para esta travesía son la primavera y el otoño. Estas son las épocas con el menor contraste de temperaturas. Además, la naturaleza se encuentra en su mayor esplendor y la luz es ideal para inmortalizar los colores de los paisajes y los monumentos. El verano ofrece días más largos, pero temperaturas mucho más extremas. Y en invierno los días son más cortos, fríos y con riesgo de lluvias.

La aventura parte desde Almería y culmina en Mérida. Ambas ciudades cuentan con sendas estaciones de tren, que ofrecen conexiones con las principales poblaciones españolas. Además, están bien conectadas por autobús, carreteras y autovías.

Al pedalear por estos caminos, recuerda a los mozárabes y el asombro con el que descubrirían las maravillas del Camino de Santiago, sus paisajes y monumentos. ¡Buen camino!