¿Has tenido alguna vez la sensación de que arriba, en las montañas, todo está bien? Una bocanada de aire fresco, un sinuoso sendero que se pierde en el horizonte, el lejano rumor de un río, cimas impenetrables… En la alta montaña, reina la fuerza de la naturaleza. Si te adentras en ella, tu viaje puede acabar de mil formas distintas. Lo único que puedes hacer en un entorno tan colosal, poderoso e impasible, es observar y dejarte llevar por los sentidos.

Cuando estaba planeando mi aventura por los Dolomitas, quería visitar muchos parques, lagos, formaciones rocosas… El primer día me di cuenta de que era misión imposible. La inmensidad de las montañas me rodeaba, los valles kilométricos se perdían en el horizonte y mis piernas solo eran dos. Así que simplemente me dejé llevar y abracé la posibilidad de dejarme sorprender por la naturaleza sin planear nada.

Uno de los últimos días llegué a Val di Fassa, a los pies del macizo del Catinaccio. A diferencia de otros grupos montañosos, como las Tres Cimas de Lavaredo, yo ni siquiera había oído hablar del Catinaccio. Por esta razón, no esperaba mucho. No podía estar más equivocada.

Las primeras horas de la caminata transcurren por las zonas más visitadas. La Cima Catinaccio se dibuja al fondo, las torres de Vajolet presumen de belleza y las verdes praderas ofrecen miradores maravillosos. Sin embargo, lo mejor viene cuando empiezas a alejarte del bullicio y te diriges valle arriba. Las vistas se vuelven salvajes, los senderos desafían la gravedad y los afilados picos parecen querer estirarse para rasgar el cielo. La inmensidad te atrapa y te alegras de cada metro de desnivel superado.

En esta Colección te propongo una aventura de dos días por uno de los grupos montañosos más sorprendentes de los Dolomitas. No es necesario tener experiencia, pero sí algo de resistencia para afrontar los desniveles de cada día. Algunos de los senderos son resbaladizos por la presencia de piedras sueltas, pero nada que no se pueda superar con paciencia y precaución.

La mejor época para realizar esta travesía es desde finales de junio hasta mediados de otoño, antes de que empiecen las primeras nevadas. La nieve podría complicar algunos pasos y requerir un equipo adicional. En verano, te recomiendo evitar los meses de julio y agosto porque están muy concurridos. Elijas la estación que elijas, consulta el parte meteorológico, pues el tiempo en alta montaña es muy cambiante y las tormentas son frecuentes incluso en verano. Además, lleva capas térmicas porque las temperaturas bajan en picado por las noches.

En cuanto al alojamiento, puedes dormir en el refugio Antermoia. Reserva con antelación a través de la página web: rifugioantermoia.com.

En la primera etapa vas a encontrar varios refugios en los que puedes reponer energías y víveres. No obstante, carga siempre con agua de sobra y algo de comer. En la descripción de cada jornada te doy más detalles al respecto. Lleva también pastillas potabilizadoras, bastones de trekking, un chubasquero y una muda de ropa seca. Por supuesto, utiliza unas buenas botas adherentes.

La forma más cómoda y rápida de desplazarse por los Dolomitas es en coche de alquiler. Hay aparcamientos libres en las calles del pueblo de Muncion, pero recuerda levantarte temprano para coger sitio. También tienes la opción de tomar el teleférico desde Vigo di Fassa o desde Pera hasta Ciampedie, pero ten en cuenta que a la vuelta deberás bajar caminando.

Si estás deseando dejarte llevar, no lo dudes más. ¡Buona passeggiata!