Desde el corazón de la sierra que lleva su nombre, hasta la majestuosa Toledo, el río Guadarrama alberga enormes sorpresas naturales y patrimoniales. La corriente, que baja de Cercedilla al Tajo, vertebra el oeste de la Comunidad de Madrid y entra en Castilla-La Mancha, dejando a su paso gargantas, bosques de ribera, dehesas y cultivos; presas, castillos y puentes medievales que parecen esconderse a simple vista entre grandes zonas urbanizadas.

Te propongo descender a pie por las pistas, senderos, calles y cortos tramos de carreteras secundarias que acompañan el cauce de este río. Esta es una aventura que puede tener tantas versiones como quieras; yo la he dividido en siete etapas, aunque la cercanía de infinidad de poblaciones y acceso a transporte público favorece la personalización del itinerario a tu medida. La suma de las siete etapas asciende a cerca de 165 kilómetros. Esta circunstancia viene dada por la necesidad de desviarse a poblaciones que cuenten con alojamientos, sobre todo en la zona agrícola castellanomanchega. En todo caso, si te gusta a dormir al aire libre, en las riberas encontrarás maravillosos espacios donde pernoctar.

El itinerario empieza en Cercedilla, unos de los pueblos mejor comunicados de la sierra de Guadarrama, al que puedes llegar en tren o bus desde el centro de Madrid. La caminata termina en Toledo, una capital provincial que cuenta con muchos servicios de transporte público.

Por otro lado, los puntos de paso de la Ruta están bien conectados con Madrid capital, por lo que puedes dividir la travesía en las jornadas y días que te apetezca. En Villalba, Torrelodones o Móstoles cuentas con estaciones de Cercanías. Boadilla del Monte tiene paradas de metro ligero. Y Villafranca del Castillo, Villaviciosa de Odón o Arroyomolinos cuentan con paradas de bus interurbano.

El camino no tiene dificultades técnicas, aunque en algunas zonas transitas por tramos pedregosos. Por este motivo te recomiendo que uses calzado cómodo de trekking, una mochila para llevar comida, bebida y alguna prenda de abrigo o impermeable. La crema solar y la gorra son indispensables, sobre todo en Castilla-La Mancha, donde hay pocos tramos de sombra.

Sin duda las mejores estaciones para emprender esta andadura son la primavera y el otoño, que es cuando la corriente es más abundante, las temperaturas más templadas y los colores del paisaje más intensos. Si vas bien abrigado, el invierno también es una opción, aunque debes tener en cuenta que puedes encontrar algunas heladas y viento según bajas al sur. El verano no es descartable, pero ten en cuenta que a partir de la comarca de La Sagra la sombra escasea y el sol es abrasador.

Escojas la estación que escojas, no dudes en llevar a mano la cámara de fotos para inmortalizar las sorpresas que el río Guadarrama te depara. Disfruta de la aventura.