Tunnel du Parpaillon

A finales del siglo XIX, las carreteras de nuestros valles alpinos estaban en muy mal estado, lo que hacía que los viajes fueran largos y peligrosos. En ese momento, para el Col du Parpaillon, todo lo que existía era un camino de herradura que era intransitable durante muchos meses en invierno, y donde era imposible mover artillería pesada.

Para responder a las amenazas de los Alpes orientales y mejorar la movilidad y el transporte militar se inició la construcción de esta vía de hasta 2.648 metros. Para sortear el último obstáculo empinado, se construyó un túnel de 466 metros, enorme para la época.

El trabajo comenzó en 1891, pero la gran altitud hizo que solo se llevara a cabo durante unos pocos meses al año y, a menudo, en condiciones difíciles con nieve y hielo. Hay una postal desde la plataforma norte a 2.648 metros, cubierta por unos buenos 15 centímetros de nieve fresca que ya había caído encima de la pared de nieve de 5 metros de altura.

De camino a la cumbre, ya nos avisaron. Pero cuando pasamos por el túnel el pasado 3 de julio, en pleno verano, todavía había hielo en el túnel. Para vosotros peregrinos en septiembre, ese hielo ya no estará, pero dependiendo de la climatología, la bajada desde los 2.648 metros por la umbría cara norte puede ser gélida.

Traiga su iluminación, porque el túnel tiene más de 500 metros de largo y está oscuro como boca de lobo. El subsuelo del túnel no está pavimentado y está lleno de charcos, pozos y plataformas de hielo...

El mito de la grava! Cambio de escenario garantizado (batidos garantizados también...)