Argentat

Merece la pena detenerse en esta magnífica ciudad, situada al borde de Dordoña. Se conoce desde la época gala. El lugar era estratégico y lo ha seguido siendo a lo largo de la historia. La ciudad controlaba el acceso que unía Armórica con el mar Mediterráneo. Esta situación lo convirtió en un lugar por donde circulaba la riqueza. Fue en los siglos XVIII y XIX cuando aumentó su crecimiento económico gracias al uso de barcazas, esas embarcaciones de fondo plano que podían navegar por aguas poco profundas.

Hay varios restaurantes con grandes terrazas en el paseo marítimo. Desde aquí se puede disfrutar de una gran vista de Dordoña.

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