Convento di San Francesco a Fiesole e vista su Firenze

Uno de los pocos santos que también son muy valorados fuera del cristianismo es San Francisco, conocido en los países de habla alemana como Francisco de Asís. Francisco nació en Asís en 1181/82 y murió en 1226. En su juventud, hijo de padres ricos, fue más bien un bon vivant, pero luego se volvió a Cristo. En la pequeña iglesia medio en ruinas de San Damián, situada en la ladera de una colina fuera de las murallas de la ciudad de Asís, un día estaba orando y escuchó la voz de Cristo que descendía de la cruz, llamándolo a “reconstruir su iglesia”. Al principio tomó esta petición al pie de la letra y restauró el edificio de la iglesia; más tarde se dio cuenta de que se trataba principalmente de la iglesia como comunidad de creyentes.
Francisco se convirtió en un modelo a seguir para muchas personas, se unieron a él y se creó la "Orden de los Frailes Menores" (Ordo Fratrum Minorum) de Francisco de Asís. Hoy en día existen tres ramas masculinas en la amplia familia religiosa franciscana: los franciscanos, los minoritas y los capuchinos; así como dos femeninas: las Hermanas Franciscanas y las Clarisas. Además, existe la Orden “Tercera” o “Secular”, a la que pueden ingresar mujeres y hombres que no hacen los votos religiosos clásicos (pobreza, castidad y obediencia) y continúan viviendo en su familia y su profesión.

Iglesia sencilla, que ya inspiró a Hermann Hesse.

Desde la plaza de Fiesole, tras una corta y empinada subida, se llega al Monasterio de San Francisco. Desde la terraza se tiene una vista impresionante de Florencia. Particularmente hermoso: la puesta de sol sobre la ciudad.

Hermann Hesse también mencionó este lugar como su lugar favorito en las anotaciones de su diario.

El complejo del monasterio permite conocer el modo de vida espartano de los monjes franciscanos de la época.