Brunssummerheide

Directamente en la frontera germano-holandesa se encuentra un terreno de ensueño: el Brunssummerheide. Pinares, arenas blancas y brezos hasta donde alcanza la vista harán latir más fuerte el corazón de un amante de la naturaleza.

Va cuesta arriba a través de arena profunda y al final se vuelve muy difícil. Con un poco de suerte, puede conducir a lo largo del terraplén en el extremo derecho en la parte superior.

Gran paisaje, brezales y pinares muy extensos. Por momentos tienes la sensación de moverte en un paisaje de dunas mediterráneas. Simplemente no huele a sal. En parte muy agradable en bicicleta, en parte bastante desafiante, ya que algunos caminos consisten solo en arena blanca.