Saint-Marcellin

Construido sobre un acantilado en un circo natural, Saint-Marcellin, al igual que Églazines, es un lugar magnífico y emblemático donde el hombre siempre se ha adaptado a la naturaleza para construir su hábitat.

Este pueblo troglodita conserva así los restos de una fortificación rupestre pero también de jasses (cuevas convertidas en rediles), una casa Caussenard, una capilla, un horno de pan...

El sitio de San Marcelino (alt. 730 metros) se encuentra a 4 kilómetros al noreste del pueblo de Mostuéjouls. Aferrado a los acantilados del Causse de Sauveterre, domina las aguas blancas del río Tarn desde una altura de 400 metros.
San Marcelino es más conocido desde la antigüedad por sus peregrinaciones influenciando la meteorología (la gente llegaba allí para pedir lluvia), para protegerse de la peste (1653), por su capilla atestiguada en 1400, por su hermosa fuente llamada milagrosa que determinaba los primeros habitantes de este inhóspito lugar. Un bálsamo en una cornisa, un salto de un acantilado de 7 metros por 3 que se supone que es la tumba del santo (excavaciones de Balsan en 1927 sin éxito), debe haber añadido un toque sagrado al lugar. Finalmente, un “castillo troglodita” llama la atención a la izquierda al salir del pueblo. Consiste en una pared que cierra herméticamente una cueva situada en los acantilados que bordean el Causse.
Fuente: millavois.com

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