Ponte della Maddalena

Según la leyenda, el albañil que debería haber construido el Ponte della Maddalena, desesperado por no poder terminarlo, invocó a Satanás. Este último prometió ayudarlo a completarlo en una sola noche, a cambio del alma del primer ser vivo que pasaría de allí.
El maestro de obras aceptó pero, asustado por la promesa hecha a Satanás, corrió hacia el párroco del pueblo y, junto con él, estudió una estratagema para engañarlo: arrojó un trozo de focaccia en la cubierta, para atraer un perro (mientras que, según otra versión, habrían sido los habitantes del pueblo quienes mandó hacer el paseo inaugural no por un perro sino por una cabra). Enfadado por el engaño, el Diablo habría modificado incongruentemente el ancho de los arcos por despecho.