Chiesa Domine Quo Vadis

Toma su nombre del testimonio oral según el cual el apóstol Pedro, huyendo de la ciudad para evitar el martirio, se encuentra con Jesús a quien dirige las siguientes palabras "Domine, quo vadis? (Señor, ¿adónde vas)?”. y el Señor respondió "Venio Romam iterum crucifigi (Vengo a Roma para ser crucificado de nuevo)". Pedro, comprendiendo el reproche, vuelve a enfrentarse a su destino y Jesús desaparece pero, al desaparecer, deja sus huellas en el camino.Como testimonio de lo sucedido, en el interior de la Iglesia se encuentra una piedra con las huellas “de sus santos pies”, las que dejó Jesús en el lugar donde ahora se encuentra la Iglesia. La piedra es en realidad una copia: el original, de hecho, se conserva en la Basílica de San Sebastiano.