Eremo di Montecasale

La ermita de Montecasale es uno de los lugares más importantes vinculados a la vida de San Francisco. Fue el propio Santo quien fundó la ermita dentro de un edificio preexistente que le donó el obispo de Città di Castello. También se dice que la estatua de madera de la Virgen con el Niño fue traída por el propio Francisco, aunque no hay pruebas ciertas de ello. Su aspecto actual se remonta al siglo XVI. Fuera del convento son visibles: la fuente de “Grappa l'Orso” donde bebieron los tres ladrones; la fuente de San Francisco, según algunos, creada por él mismo; el Sasso Spicco, donde se dice que Francisco competía con un ruiseñor en cantar las alabanzas de Dios, y el pequeño jardín donde, según la tradición, Francisco puso a prueba la capacidad de obediencia de dos jóvenes deseosos de convertirse en frailes.

En la ruta de peregrinación se encuentra la localidad de Monte Casale, un lugar lleno de recuerdos de San Francisco en los bosques de Valtiberina. En el camino hacia el Alpe della Luna, los monjes camaldulenses construyeron en 1192 un pequeño monasterio. El complejo, situado en el bosque y entre cursos de agua, incluía un hospital y un hospicio cuya misión era acoger a los excursionistas.
La historia de la ermita de Montecasale dio un nuevo giro en 1213: fue donada a San Francisco por el obispo de Citta di Castello y se convirtió en un lugar de suma importancia para la espiritualidad y la tradición franciscanas.
La ermita es ahora fruto de una restauración de estilo renacentista. El conjunto aún conserva la distribución original, característica de los monasterios franciscanos más antiguos, con una serie de pequeños edificios relacionados con las funciones monásticas. La obra de arte más antigua que se conserva es una valiosa escultura de madera multicolor de la Virgen y el Niño, rescatada de las ruinas del cercano castillo y traída aquí por San Francisco. Sin embargo, este no es el único vestigio que nos recuerda la presencia del santo en este lugar: la piedra sobre la que durmió, un crucifijo, tres pequeñas urnas con algunas reliquias, dos cráneos de los tres ladrones a los que convirtió... toda la ermita es rica en memorias de San Francisco.

La ermita de Montecasale es el centro de la espiritualidad de Francisco. Fue fundada en 1213 por S. Francisco mismo fundó y es un ejemplo de una arquitectura perfectamente integrada en la naturaleza. La sencilla ermita se encuentra a 700 m de altitud, inmersa en el verde de los Apeninos, rodeada de bosques y pequeños arroyos. Desde la iglesia hecha de madera y piedra, un pasaje muy pequeño en la roca conduce a una roca donde se encuentra St. Francisco rezando y descansando, así como las celdas monásticas. En el pequeño monasterio con techo de piedra se puede meditar en paz, mientras que en el exterior se puede disfrutar de un panorama impresionante de Sansepolcro y todo el valle.
S t. Francisco se quedó a menudo aquí y algunos eventos de su vida están relacionados con este lugar; el principal cuenta la conversión de "tres ladrones" que fueron tocados por la generosidad y el amor del santo.