Collioure

Collioure es uno de estos hermosos pueblos enclavados en la Costa Bermeja, al pie de los Pirineos. Las casas de pescadores, mosaicos de colores, se apiñan alrededor de la bahía donde se reflejan la iglesia y su famoso campanario, el Castillo Real, las murallas y las torres.
La ciudad vivió su época de mayor prosperidad en el siglo XIII con su vinculación a la corona de Aragón. Después de unos siglos en los que pasó sucesivamente de la corona de España a la corona de Francia, el Tratado de los Pirineos (1659) estableció su vinculación definitiva a Francia. Para asegurar la frontera, Vauban amplió el Castillo Real, creó el inmenso glacis que lo rodea y rodeó la ciudad con murallas, dándole así su aspecto actual. En el siglo XIX, la economía local se basaba en dos recursos esenciales: la vid y la pesca. La pujante industria del curado de anchoa le dio notoriedad internacional.
A principios del siglo XX, con la revolución pictórica del fauvismo, los pintores (Matisse, Derain) descubrieron Collioure y dieron a conocer este pequeño y encantador puerto. Desde entonces, los visitantes vienen a admirar este lugar privilegiado donde se unen la belleza de la naturaleza, el pintoresquismo de los monumentos históricos, el clima templado y la luminosidad del cielo.