Plaça del Gall 🐓

Entre 1911 y 1925 una comisión urbanística decidió embellecer el Eixample, colocando una serie de fuentes ornamentales en céntricas calles y plazas del entonces nuevo distrito de Barcelona. Destacados artistas del momento colaboraron en la iniciativa, realizando esculturas de gran calidad inspiradas en la naturaleza y la vida rural catalana.El polifacético Frederic Marès, entonces un prometedor y joven artista, recibió en 1925 los que serían los últimos encargos de la comisión. Uno fue la Font del Gall que estaría situada cerca del cruce de la Avenida Diagonal con el Paseo de Sant Joan.
Mucho menos espectacular que las fuentes predecesoras, la Font del Gall ha tenido una azarosa trayectoria, a pesar de ser un trabajo de calidad y muy interesante. Originalmente en su ubicación en Diagonal, la escultura debía estar encarada hacia el Levante, de modo que cuando el sol saliera, éste bañara con los rayos al gallo, dando a la escultura una imagen muy realista.Desgraciadamente la fuente sufrió las consecuencias de su céntrica localización y su poca espectacularidad aparente. En 1958 el Ayuntamiento decidió reubicarla en una pequeña plaza sin nombre, surgida de una remodelación entre la Avenida de Roma y las calles de Villarroel y Casanovas.
Convertida entre los sesenta y los setenta en un concurrido lugar de reunión de los vecinos, no fue hasta 1987 cuando la Plaza del Gall obtuvo el nombre oficial que a nivel popular ya ostentaba. En mayo de 1984, el Ayuntamiento reformó la plaza, que entonces ya era víctima del mal urbanismo. Pese a un notorio cambio a nivel estético, no pudo evitarse la degradación de un lugar algo inhóspito, donde la fuente de Marès mantiene una ubicación poco lógica y muy desafortunada.

La plaza del gallo, probablemente antiguamente un mercado de aves de corral.