Église Saint-Sauveur

Esta iglesia no estaba dedicada a ninguna de las muchas personas a quienes veneramos como bienaventurados o santos y pedimos su intercesión celestial ante Dios, o - como tantas iglesias francesas - a la Madre de Dios ("Notre-Dame"). El patrono elegido aquí fue el Hijo de Dios encarnado, el mismo Jesucristo, y la iglesia de Auray le fue consagrada bajo el título de “SAINT SAUVEUR”, es decir, como Redentor y Salvador (en latín: “Salvator”).