cippo Filippo Corridoni

La lápida, de 23 metros de altura y visible desde lejos a pesar de la maleza, fue encargada directamente por Benito Mussolini en 1933 para conmemorar a su viejo amigo que murió en la batalla y que nunca había tenido un entierro adecuado.
El escultor latisanés Francesco Ellero Eretto insertó los rasgos estilísticos fascistas clásicos, como la mano derecha abierta en señal de saludo romano, el águila mirando hacia el este y las fascias que se extienden casi en su totalidad a lo largo de la altura del monumento.
Una nota curiosa sobre su amistad con Mussolini, Corridoni fue un sindicalista inicialmente socialista, que luego se convirtió en un intervencionista de izquierda.

Lápida dedicada a un amigo personal del DUCE... la propaganda que se apoderó de la Historia