Ermita de Sant Moí

La ermita de Sant Moí es una bella ermita románica perteneciente al municipio de Santa Maria de Besora, en la comarca de Osona. Se cree que fue construida a finales del siglo X. Pocos vestigios quedan dentro de la ermita, pero aún se pueden apreciar restos de pinturas en el ábside.

Esta ermita se encuentra junto a la masía del mismo nombre, en el término municipal de Santa María de Besora, en el espacio del parque del castillo de Montesquiu.

Es una construcción prerrománica (o de un románico muy primitivo), probablemente edificada a finales del siglo X. Esta pequeña construcción se compone de una breve aula rectangular cubierta con estructura de madera y un ábside de planta semicircular muy peraltada.

LEYENDA DE SAN MOÍ
La leyenda de Sant Moí forma parte del folclore catalán y parece que se trataría de un santo legendario, no corresponde a un personaje real. La tradición, recogida entre otros por Joan Amades, dice que era un ermitaño que vivía en soledad profunda en Santa Maria de Besora, en la ermita de Sant Moí. Pasaba el tiempo dedicado a la oración ya realizar trabajos con madera, concretamente zuecos, que dejaba al borde de un sendero para que les cogieran los caminantes que pasaban. No tenía herramientas, y hacía los zuecos sólo con las manos. Era sordo y, por tanto, no hablaba mucho y pasaba años sin decir una palabra.
Según otra versión, fue por no hablar nunca con nadie que se quedó sordo, y por eso lo adoptaron como patrón quienes perdían el oído, que pedían: “San Moí, hágame oír”. Cuando murió, toda la tierra alrededor de la ermita se pobló de lirios blancos y olorosos. Los pastores vieron la ermita empapada de una claridad celestial y, al entrar, la encontraron vacía: el ermitaño había sido llevado al cielo por ángeles.