Cova del vidre

La boca de la cueva presenta unas grandes dimensiones, 30 metros de ancha por unos 15 de alto, formando una galería de unos 45 metros de largo, ocupada en parte por bloques de dimensiones bastante grandes, presentándose ascendente en el primero tramo para volver a descender en la parte final. En gran parte del recorrido conserva las dimensiones de la entrada, reduciendo la altura progresivamente. Por debajo de la parte más alta de la galería se origina una concavidad inferior de unos 15 metros de largo por unos 10 de ancho y en la que se penetra por una fuerte pendiente. Como otras cavidades del macizo del Puerto, presenta las paredes en buena parte ennegrecidas.
Cavidad conocida desde tiempos inmemoriales. A principios del siglo XX ya se encontraron restos del neolítico ya lo largo del tiempo se han realizado diferentes actuaciones arqueológicas de interés.
Mencionada en todos los antiguos catálogos espeleológicos, es, junto con Cova Cambra, una de las cavidades más populares del Puerto.
Lluís Porta i Massana, en su artículo, explica que durante las guerras de los siglos XVII y XVIII se refugiaron buena parte de los vecinos de Mas de Barberans, haciéndose cada familia una especie de habitáculo con ramaje de boj.
También explica que hacia alrededor de 1828 un grupo de 14 bandoleros, llamados “los Glebes”, vivieron bastante tiempo en la cámara inferior de la cueva, incluso cuando pastores y rebaños dormían en la cueva grande. Parece que fueron autores de una veintena de asesinatos con robo en la salida de Tortosa. Pudieron detener a siete de ellos que murieron colgados en Tortosa el 29 de enero de 1829.
Bayerri, en su Historia de Tortosa y su comarca (1934), comenta que el nombre de la cueva se origina por las cristalizaciones minerales que dicen que existen.