Castello Bari

La visita a la imponente fortaleza rodeada por el foso que domina el centro histórico de Bari es un paseo milenario en compañía de grandes emperadores y reinas.
El núcleo central es de origen bizantino-normando, pero fue completamente transformado por Federico II entre 1233 y 1240, restaurado por Carlos de Anjou en el siglo siguiente, mientras que los baluartes escarpados con torres en las esquinas se añadieron en época aragonesa durante el siglo XVI.
Cuando los aragoneses lo donaron a la familia ducal Sforza, la fortaleza fue ampliada y embellecida con la intervención de dos mujeres, madre e hija: Isabel de Aragón, viuda de Gian Galeazzo Sforza, duquesa de Bari y Bona Sforza. El castillo se convirtió en la sede de una corte que no tenía nada que envidiar a las de los señoríos del Norte. A ellos debemos la espectacular doble escalera que conecta la planta baja con los pasillos de la planta principal.
Durante la dominación borbónica, sin embargo, el castillo inició un largo período de decadencia y abandono, durante el cual fue utilizado como prisión y cuartel. Recientemente, en 2017, después de largos trabajos de restauración y mejora, el castillo se abrió al público como museo.

Callejón de fideos

Asegúrate de incluir un viaje al callejón de la pasta en el casco antiguo para ver a los lugareños hacer pasta a mano.