Silla de Felipe II

Desde este observatorio natural contemplaba el monarca el desarrollo de las obras del Monasterio.
Algunos expertos aseguran que estos asientos de granito, para el rey y dos acompañantes, son restos de un milenario altar celtíbero. Desde aquí puedes percibir que el Monasterio tiene forma de parrilla invertida, en homenaje a San Lorenzo, que fue martirizado en una de ellas allá por el año 258, pues se encuentra en una pequeña loma desde la que también se dominan el Valle del Guadarrama y la Sierra de Navacerrada.

Hay que hacer cola para hacerse una foto...

Para contemplar el desarrollo de las obras del monasterio de El Escorial, el monarca Felipe II eligió un punto de vista sobre unas rocas de granito, rodeado de un frondoso rebollar de árboles centenarios y restos de otras culturas. El lugar tiene el nombre de Silla de Felipe II y es un mirador excelente para hurgar en las curiosidades de la historia desde uno de los rincones arbóreos más acogedores de las sierras madrileñas. El monasterio es el principal elemento del paisaje, rivalizando con la poderosa mole de granitos del monte Abantos, uno de los grandes monumentos naturales de la sierra.