Rolandsbogen

El orgulloso castillo de Rolandseck estuvo una vez aquí muy por encima del Rin. Después de sufrir graves daños en la Guerra de los Treinta Años, cayó en ruinas. Solo quedan partes de la muralla del castillo y sobre todo una gran ventana: el Arco de Roland.

El Arco de Rolando fue el mayor hito del romanticismo del Rin e inspiró tanto a pintores como a poetas.

Ya a fines del siglo XIX, turistas adinerados de Colonia, Bonn y Koblenz viajaron para admirar el pintoresco arco de piedra. Desde 1894 finalmente pudieron comprar bebidas y comida en un pequeño quiosco de refrescos. En la década de 1930 se construyó el restaurante de excursiones, que aún hoy existe. Desde la gran terraza del restaurante tiene una vista maravillosa de Rolandsbogen, el valle del Rin y Siebengebirge.

El restaurante está abierto todo el año de miércoles a domingo a partir de las 12 del mediodía. Los lunes y martes son días de descanso.

Una leyenda habla de Roland, el vasallo de Carlomagno. Cuando, después de una batalla en España, llegó la noticia de que Roland había muerto, su amada, Hildegunda, fue al monasterio de Nonnenwerth. Roland sobrevivió y, a su regreso, construyó una ermita en la cima de la colina desde la que día tras día contemplaba el monasterio y lloraba. Esta historia también conmovió a Konrad Adenauer, quien se comprometió aquí.

Gastronomía en Rolandsbogen muy agradable después de la reapertura: jardín de invierno habilitado para excursionistas con una vista espectacular. Deliciosos platos, café y tarta.