Cova de la Mare de Déu de Portals Vells

Ses coves de Mare de Déu, las cuevas de la Madre de Dios, son cuevas profundas y dilatadas. En la Edad Media, los trabajadores excavaron en la roca tres enormes agujeros en forma de puerta. La piedra arenisca del interior fue transportada a Palma por familias ricas de comerciantes para construir la catedral y los palacios.

En el extremo oriental de las bahías de Portals Vells se encuentran impresionantes cuevas, también llamadas "Ses coves de Mare de Déu" (Las Cuevas de Nuestra Señora). Ya en la Edad Media, se perforaron 3 grandes agujeros en la roca para poder ahuecarla. En ese momento, la piedra arenisca extraída se utilizó principalmente para construir la catedral de Palma. Las tallas de piedra en la entrada de las cuevas así como el altar dan testimonio de la historia de los marineros que anclaron aquí.

En ese momento, los marineros de Génova quedaron varados en la estrecha bahía del suroeste. Quedaron atrapados en un cap de fibló, un huracán, de camino a la España peninsular. Procedían de una de las regiones más desarrolladas y densamente pobladas de Europa. Al comienzo de la época moderna, Génova era uno de los puertos marítimos más importantes del Viejo Continente, y allí comenzarían poco después los viajes de descubrimiento del Nuevo Mundo. El suroeste de Mallorca, en cambio, era tierra de nadie deshabitada a mediados del siglo XV.

Sin embargo, los marineros bendijeron este pedazo de tierra perdido como si fuera el paraíso. Después de todo, con el casco agujereado, el mástil roto y las velas desgarradas, ya no creían que pudieran escapar del tornado. En su angustia, habían jurado a bordo erigir un altar a la Virgen María si alguna vez volvían a pisar tierra firme.

El lugar donde se redime los votos se llama "Ses coves de Mare de Déu" (Las Cuevas de Nuestra Señora) y se encuentra a unos cien metros de la pequeña playa de Portals Vells, que le da el nombre (Portals - puertas). De hecho, solo hay una cueva profunda y amplia. Pero debido a que los trabajadores en la Edad Media cavaron tres enormes agujeros en la roca para ahuecarla gradualmente, estas cuevas se conocen en plural en la costa. La piedra arenisca se volvió más mallorquina para construir la catedral y los palacios de la ciudad. Las familias de comerciantes fueron transportadas a Palma, dejando un oscuro agujero que, según la leyenda, servía de refugio a los marineros.