Castelo de S. Jorge

Incluso la subida al Castelo de São Jorge es genial: atraviesa la antigua Lisboa, pasa por miradores y un histórico "Urinol". Una vez en lo alto de la fortaleza, São Jorge recibe a los visitantes en su vitrina. Y después de subir un poco más por las murallas del castillo, uno de los puntos más altos de Lisboa ofrece excelentes vistas de la ciudad y el río Tajo.El Castelo fue conquistado por los moros. Según la leyenda, en 1147 el caballero cristiano Martim Moniz notó una puerta abierta en el Castelo, en la que metió su cuerpo para mantenerla abierta. Sacrificó su vida para que los cristianos pudieran recuperar el complejo del castillo. A partir de entonces, la fortaleza ayudó a defender la ciudad.A finales del siglo XIV la fortaleza fue dedicada a São Jorge. El rey João se había casado con la princesa inglesa Phillipa de Lancaster y el guerrero santo que luchó contra el dragón era muy popular en ese momento, tanto en Portugal como en Inglaterra.Tras el traslado de los reyes del castillo al centro de la ciudad, la función militar fue abandonada y tras la destrucción provocada por el terremoto de 1755, la fortaleza cayó en el olvido. Fue redescubierta en el siglo XX y es monumento nacional desde 1910. En la década de 1990, se renovó el Castelo de São Jorge.Hoy, el Castelo de São Jorge, muy por encima de los tejados de Lisboa, es definitivamente uno de los miradores más bellos y uno de los sitios históricos más populares de Lisboa. Sobre todo, la magnífica vista desde las murallas de la fortaleza es algo especial.

Siempre se forman largas colas frente al queso. Lo mejor es salir temprano.

Un castillo muy bien conservado.