Cabo de São Vicente

En uno de mis cuadernos escribí sobre el Cabo de São Vicente:

“A lo largo de la costa, los veraneantes saborean el placer de la libertad por un momento. Se precipitan al Cabo de São Vicente para intentar, en vano, observar las costas americanas. Desde la punta del fin del mundo, un semáforo ilumina a los navegantes más impetuosos a una distancia de 32 millas náuticas, el equivalente a 60 kilómetros. Como un ojo iluminado sobre el océano, ofrece a los pequeños, desde los confines del continente, el privilegio de soñar. Mirar el horizonte mezcla aventuras locas y grandes escapadas. La marina mercante se codea con los corsarios, y los pescadores con los viajeros. »

La forma más fácil de llegar al Cabo de São Vicente es en coche o tomando uno de los autobuses turísticos que salen de los balnearios del Algarve. El aparcamiento está disponible a pocos metros del complejo del faro. Cualquiera que añore la cocina alemana también encontrará un puesto de bratwurst en el área del estacionamiento con la inscripción "Last Bratwurst before America". Son unos seis kilómetros hasta el pueblo de Sagres.

El Cabo de São Vicente cerca de Sagres en Portugal, junto con la vecina Ponta de Sagres, forma el extremo suroeste de Europa continental. El Algarve termina allí en un acantilado rocoso de hasta 70 metros de altura con una vegetación escasa y sin árboles.