Palermo

La ciudad fascina por su posición muy alegre, la suavidad del clima y la belleza de los lugares. Son muchos los testimonios de la cultura de los conquistadores: de los romanos a los bizantinos, de los árabes a los normandos, de los suevos a los franceses, de los españoles a los austriacos, dejaron la huella inequívoca de su estancia.
Casi siempre se trata de testimonios de extraordinario valor, ya que la confluencia de formas y estilos, desde el norte de Europa hasta África, desde la Edad Media hasta el Barroco, ha dado lugar a menudo a creaciones artísticas, arquitectónicas y decorativas de gran colorido.
Y esta es la otra peculiaridad de Palermo: que, a pesar de la mezcla de culturas, la ciudad ha conservado la identidad de la capital, que en todos los tiempos ha sabido conjugar lo mejor de otros pueblos con su propia vocación de libertad.
Vía Maqueda y Vía Vittorio Emanuele. Este punto, el centro de la ciudad, se llama Quattro Canti por las cuatro esquinas redondeadas de los edificios que lo dominan, decorados con fuentes y estatuas.
A tiro de piedra de Via Maqueda se encuentra Piazza Pretoria, con el solemne Palacio del Municipio, la Iglesia de Santa Caterina y la monumental Fuente Pretoriana. Después de pasar por la cercana Piazza Bellini, aparece la Iglesia de la Martorana. Adyacente a esta iglesia se encuentra la Iglesia de San Cataldo del siglo XII. Está presidido por tres cúpulas rojas que recuerdan a la arquitectura árabe. El interior es muy impresionante. Ambas iglesias constituyen una de las más bellas visiones de Palermo.

Palermo es una ciudad sumamente atractiva a la que rápidamente te apegas porque está llena de vida. Sus monumentos son simplemente excepcionales. Es absolutamente increíblemente rico y diverso, habiendo abarcado la influencia de muchos pueblos a lo largo de su historia. Recomiendo, entre otras cosas, los mercados al aire libre en las pequeñas calles del centro y la visita al Palacio Normand, también conocido como Palacio Real, situado en la Plaza de la Independencia. Esta plaza fuerte fue a su vez fortaleza púnica, fuerte romano, castillo de los emires árabes y residencia de los reyes normandos en el siglo XII, y finalmente sede de la asamblea regional siciliana.