Ehrenfriedhof Barmen

Un punto culminante que vale la pena ver, pero que también debería hacerte pensar.
En septiembre de 1914, pocas semanas después del inicio de la Primera Guerra Mundial, se construyó el cementerio de honor de Barmer (3 hectáreas) en la entonces Kohlenstrasse y hoy Lönsstrasse.

El cementerio de honor de Barmen se construyó en 1914 y ese mismo año se enterró a los primeros soldados caídos. El cementerio fue el primero en la región administrativa de Düsseldorf y se recomendó que lo emularan otras ciudades. Se encuentra en las instalaciones de Barmer en Lönsstrasse, la propiedad fue un regalo de la Asociación de Embellecimiento de Barmer. Como muestra la postal de arriba, las primeras víctimas de la guerra todavía estaban en el
Salón de la Fama presentado. No está claro si los soldados caídos, que presumiblemente sucumbieron a sus heridas en los hospitales de Barmen, fueron presentados y honrados posteriormente frente a la estatua del señor de la guerra, pero hay dudas.

El cementerio de honor se divide en tres partes: en la parte inferior se alinean las tumbas y se encuentra el monumento a los caídos. A esto le sigue, en ángulo recto, una parte en forma de terraza, donde también se encuentran las tumbas en hileras delante de las paredes. En la parte superior, las tumbas están dispuestas en círculos y de forma muy ancha, mientras que las tumbas posteriores de los que murieron en la Segunda Guerra Mundial volvieron a estar dispuestas en hileras estrechas.

Fuente: denkmal-wuppertal.de/2010/02/ehrenfriedhof-barmen.html

Como monumento conmemorativo de la infinidad de muertos en la guerra, estos lugares (normalmente llamados "cementerio de guerra" o "cementerio de soldados") siguen siendo muy importantes hoy en día. "Ahora tú, oh Señor, deja que tu siervo se vaya en paz, como dijiste..." dice el llamado "Cántico de Simeón" (Evangelio de Lucas capítulo 2, versículo 29). Sin embargo, las muchas personas enterradas aquí no murieron en paz, sino que fueron víctimas de la guerra y de una tiranía inhumana.
La función más importante y al mismo tiempo perdurable de los cementerios militares, honorarios o de guerra es mantener viva la memoria de este sufrimiento y así recordarnos, cada generación (!), la preservación duradera de la paz.