Ermita de la Santa Creu i Santa Elena

Era la más vecina si se utilizaba la Escalera derecha.
Era destinada, casi siempre, a los ermitaños de más edad, para estar próxima al Monasterio, tanto que se sienten perfectamente sus campanadas e incluso su reloj.
Muy resguardada, de cara al mediodía, tenía tres cisternas, de las cuales todavía quedaron dos.
Después de siglo y medio de reposo y entre los años 1965 y 1972 estuvo Estanislau Llopart. Muy conocido por los excursionistas de la época incluso fue entrevistado por la televisión.
Actualmente, el paso está restringido y puntualmente puede estar habitada.

Esta ermita, dedicada a la Santa Cruz (en latín “Santa Croce”) y a Santa Elena, obtiene su principal patrocinio de la cruz en la que murió Jesucristo. La veneración de la Santa Cruz se remonta en gran medida a Santa Elena, que ostenta el segundo patronato.
ELENA era la madre del emperador Constantino el Grande (que reconoció el cristianismo como religión tras su victoria en el “Puente Milvio” frente a Roma y puso fin al largo período de persecución con el “Edicto de Tolerancia” de Milán en el año 312). A principios del siglo IV emprendió una peregrinación a Tierra Santa (Israel/Palestina) y desde allí trajo consigo numerosas reliquias a Europa, incluida la “Verda Cruz” en la que Jesucristo fue crucificado. Por lo tanto, a Helena se la representa a menudo con una cruz como atributo.
La iglesia celebra la fiesta del descubrimiento, presentación pública y veneración de la Santa Cruz –llamada “Exaltación de la Cruz”- el 14 de septiembre.