Ubicada a 900 metros de altitud —en el departamento francés de Aveyron y no muy lejos del valle del Tarn— la meseta de Lévézou es un lugar ideal para disfrutar de la bicicleta. Esta Colección te lleva a descubrir la combinación de naturaleza, arquitectura, historia y tecnología que ofrece esta región. Recorres alrededor de 130 kilómetros por colinas y valles y exploras un paisaje modelado por la naturaleza y el hombre.

He dividido la Colección en tres etapas para que el itinerario sea accesible a ciclistas de nivel intermedio. De esta forma, también es posible disfrutar de las actividades ofertadas en torno a los lagos.

A principios del siglo XX, el gobierno planeó un proyecto hidroeléctrico en el Lévézou. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall lo sacó adelante. Así fue como nacieron las presas de Le Pouget, un complejo hidroeléctrico que adjudicó a EDF. La creación de este complejo dio lugar también a cinco lagos artificiales, como el de Pont-de-Salars, el de Bages, el de Pareloup y el de Villefranche-de-Panat. Estos lagos llevan años cubriendo las llanuras agrícolas de esta accidentada región. Desde su creación, los municipios de la meseta del Lévézou los han aprovechado como lugares para disfrutar de las actividades naúticas y el senderismo.

Esta Colección explora la identidad ambivalente del Lévézou. Con ella quiero mostrar la combinación de las obras monumentales de las presas, el territorio rural y agrícola, y la huella histórica del poder que la Iglesia ha ejercido sobre este territorio.

Durante el recorrido, el paso de la presa del lago de Pareloup no te deja indiferente. Por un lado, el agua se extiende a lo largo de kilómetros adaptándose a la forma de la llanura que ha engullido. Por otro, la inmensidad de la estructura se extiende hasta donde se puede ver el Vioulou, un curso de agua domesticado por el hombre que antaño regaba la desaparecida llanura.

Además, el paso a Laissac es testigo de la cultura agrícola de la región. El mercado de ganado que se celebra allí es famoso en toda Europa y es una cita ineludible para ganaderos de todo el sur de Francia. Esta tradición ha dejado su huella en la cocina del Lévézou, así como en la de todo Aveyron. El “tripou” y la “tête de veau” son especialidades que se suelen tomar como desayuno en las fiestas de los pueblos.

Si te preguntas cuándo es la mejor época para emprender la aventura, debes saber que muchas de las instalaciones, alojamientos y tiendas del Lévézou abren entre la primavera y el otoño. La mayoría de las tiendas y alojamientos están situados alrededor de los lagos. Por otro lado, las carreteras pueden estar cubiertas de hielo y nieve en invierno. La Ruta de los cuatro lagos pasa por muchos pueblos pequeños en los que no hay mucho que hacer fuera de temporada. Sin embargo, en lugares como Pont-de-Salars, Laissac, Salle-Curan, Villefranche-de-Panat siempre encontrarás un lugar donde comer sin importar la época en la que los visites.

Por último, el coche es la mejor opción para llegar al punto de salida. Es fácil encontrar aparcamiento gratuito. También puedes llegar a Canet-de-Salars en el autobús regional Lio, en la línea 216, que sale de Rodez. Está disponible todos los días a excepción de los domingos y solo tiene una salida durante las vacaciones de verano. Además, puedes llevar tu bicicleta en la bodega, siempre que haya sitio.