El camino real de Guadalupe fue la ruta de peregrinación más importante de la península ibérica en la Edad Media. La construcción del santuario de Guadalupe fue promovida por los reyes Alfonso XI y Pedro I en el siglo XIV porque querían dotar al reino de Castilla de un centro espiritual. El conjunto no solamente contaba con el propio santuario, sino que albergaba una hospedería, un hospital y varios colegios de oficios que propiciaron el tránsito de peregrinos.

Por aquí pasó, nada menos que 16 veces, la reina Isabel la Católica. El propio Cristóbal Colón llevó a los indios Cristóbal y Pedro, que viajaron con él desde América, para bautizarse en el monasterio.

El trayecto medieval tiene dos vertientes, una desde Madrid y otra desde Titulcia (en la provincia de Madrid). La diputación de Toledo ha creado una nueva propuesta de itinerario para llegar a Guadalupe desde su capital que pasa por Talavera de la Reina y el puerto de San Vicente. Este trayecto es similar al trazado que seguían dos vías romanas. Una comunicaba Toletum (Toledo) y Emérita Augusta (Mérida) y la otra conectaba Caesarbriga (Talavera de la Reina) con el puerto de San Vicente. En total, la Ruta abarca unos 190 kilómetros y casi 2400 metros de desnivel positivo.

De este modo, el recorrido sale de la capital castellano-manchega por el Camino Natural del Tajo hasta Albarreal del Tajo, donde se separa del río para pasar por Burujón, Escalonilla y Carmena. Aquí se une con el camino real original que parte de Madrid para llegar a Talavera de la Reina. En esta localidad se cambia a la margen izquierda del río para bajar hacia Las Herencias, Belvís de la Jara, Aldeanueva de Barbaroya y la Nava de Ricomalillo. En este punto tomas brevemente la Vía Verde de la Jara hasta el Campillo de la Jara y, desde ahí, sigues el camino de las Villuercas hasta el puerto de San Vicente y, más tarde, hasta el monasterio.

La Ruta es sencilla y recorre más de 120 kilómetros por pistas de tierra y pavimentadas que te llevan a enlazar pequeños pueblos agrícolas de los campos de Toledo y La Jara. El resto del tiempo circulas por tramos de carretera con muy poco tráfico en general. He dividido el recorrido en tres etapas: una primera más larga para hacer noche en Talavera y otras dos más cortas, siempre con la opción de dormir bajo techo al final. Este recorrido es perfecto para una bici de gravel ligera y con neumáticos que favorezcan el buen rodar, ya que no tiene ningún tramo técnico.

La peregrinación empieza en Toledo, que está muy bien conectada con Madrid por autobús y tren, además de por autovía. Desde Guadalupe tienes varios autobuses directos al día en los que puedes transportar tu bici pagando un extra en tu billete.

Los días secos de la primavera y el otoño son la mejor opción para pedalear entre los campos cerealeros de la estepa toledana y los tramos de dehesa extremeña de esta aventura. El termómetro marca temperaturas más amables y el terreno apenas opone resistencia. También en los días menos fríos del invierno podrías lanzarte al camino, solo hace falta tener en cuenta que hay menos horas de sol. El verano es muy desaconsejable por el calor.

No necesitas mucho equipaje para este camino. El trayecto pasa por infinidad de pueblos con servicios de todo tipo. Una muda de ropa, crema solar, y algún snack te llevarán hasta el final sin incidencias. El itinerario es fácil y el desnivel es asequible, así que, solo necesitas ser un ciclista promedio para disfrutar del pedaleo.

Si no conoces el monasterio de Guadalupe te llevarás una gran sorpresa por su monumentalidad y belleza, además de por el maravilloso entorno en que se encuentra. ¡Disfruta del camino!