Hace unos años, cuando mi contacto con la naturaleza se volvió recurrente, comencé a escuchar rumores sobre unas gigantescas montañas situadas en el norte de Italia. Una rápida búsqueda confirmó lo que decían: la pantalla del móvil se llenó de imágenes de prados de un verde intenso, de picos que se alzan desafiantes sobre diminutos pueblos, de lagos de color turquesa, de bosques infinitos y de formaciones rocosas inimaginables e inconfundibles. Eran los Dolomitas, que de repente se habían apuntado en la primera posición de mi lista de lugares a los que ir.

Un día —y gracias en parte a los consejos de la comunidad de komoot— este objetivo se convirtió en una realidad. El primer destino estaba claro: el parque natural de las Tres Cimas de Lavaredo, patrimonio mundial por la Unesco y parte de la Red Natura 2000. Estas impresionantes moles dolomíticas alcanzan una cota de 2999 metros de altura, y están rodeadas por un escenario igualmente espectacular. Lo que no sabía es que cada paso sería un descubrimiento.

En esta Colección te propongo una pequeña aventura de dos días en la que vas a caminar por paisajes que te dejarán sin palabras. La Ruta habitual para rodear las Tres Cimas es una versión más corta y sencilla; la que yo he diseñado te da la posibilidad de descubrir qué hay más allá de los caminos turísticos.

Para completar este recorrido con éxito, es necesario contar con un equipo de vía ferrata: arnés, disipador y casco. Por otro lado, es aconsejable usar unas botas con suela adherente y bastones de trekking. Ninguno de los pasos equipados requieren grandes habilidades técnicas, pues son muy sencillos, pero no son recomendables para personas con vértigo o sin ningún tipo de experiencia en alta montaña. En este caso, es mejor contar con la compañía de un guía.

La cota más alta de la Ruta se alcanza en la primera etapa, en el Monte Paterno. La cima, situada a 2746 metros de altura, se alcanza tras una vía ferrata que culmina en un precioso mirador natural de las Tres Cimas de Lavaredo y de los picos circundantes. El itinerario a través del peñón pone su punto final con los infinitos túneles excavados por los soldados durante la Primera Guerra Mundial. Sin duda, es una experiencia que no te dejará indiferente.

Te propongo hacer noche en el refugio Antonio Locatelli. Reserva con mucha antelación, pues este lugar es muy popular. Puedes encontrar más información aquí: dreizinnenhuette.com/antonio-locatelli-hut.php. A lo largo del camino vas a encontrar numerosos refugios en los que puedes reponer energías y víveres. No obstante, carga siempre con agua de sobra y algo de comer.

La mejor época para realizar esta travesía es desde finales de junio hasta mediados de otoño, antes de que empiecen las primeras nevadas. La nieve podría complicar algunos pasos y requerir equipo y experiencia adicionales. En verano, te recomiendo evitar los meses de julio y agosto porque están muy concurridos. Elijas la estación que elijas, consulta el parte meteorológico, pues el tiempo en alta montaña es muy cambiante y las tormentas son frecuentes incluso en verano. Además, lleva capas térmicas porque las temperaturas bajan en picado por las noches.

La forma más cómoda y rápida de desplazarse por los Dolomitas es en coche de alquiler. La Ruta comienza junto al lago Antorno, alrededor del cual puedes aparcar de forma gratuita. Si decides continuar hasta el refugio Auronzo, debes pagar el peaje de 30 euros por día. También hay un autobús lanzadera que te lleva desde el pueblo, Misurina, hasta arriba: dolomitibus.it/it/news/al-via-il-servizio-sulla-tratta-auronzo-misurina-tre-cime-di-lavaredo/139. Sin embargo, ten en cuenta que este recorrido empieza antes de llegar al refugio Auronzo.

Después de este viaje te darás cuenta de que hacen falta mil vidas para descubrir Dolomitas. ¿A qué esperas para empezar a tachar lugares de tu lista?