Entre los colosos fluviales del norte de la península ibérica, el Ebro y el Duero, se esparce un rico patrimonio histórico, monumental y paisajístico. El Camino Natural del Agua Soriano, o Camino Antonino, recorre unos 120 kilómetros entre Soria y Tudela a través de la estepa cerealera numantina, las faldas del imponente Moncayo —entre Zaragoza y Navarra—, y las tierras de la depresión del Ebro.

El trazado es un cofre de tesoros arqueológicos celtíberos, romanos, musulmanes y castellanos. Entre los máximos exponentes de dichas civilizaciones que siguen, en parte, en pie actualmente, se encuentran: los yacimientos de Numancia y Masegoso; numerosos miliarios y puentes romanos; y atalayas árabes. Además, como su nombre indica, el agua está presente a lo largo de todo el recorrido, ya que la senda transcurre en muchos tramos por los cauces del Duero, el Tera y, sobre todo, el Queiles.

La Ruta también es un collage de paisajes. Para empezar, atraviesas la estepa cerealera soriana. Continúas por las estribaciones del piedemonte del Moncayo —siempre a la vista—; te adentras en el frondoso cañón del Queiles —rodeado de farallones— y terminas por las tierras bajas navarras con su manto de arbustos y cultivos varios.

Gran parte del trazado sigue los vestigios de la antigua calzada romana vía XXVII. Según el itinerario de Antonino, esta transcurría entre Astúrica y Caesaragusta, actualmente Astorga y Zaragoza. Este recorrido sirve, además, de enlace entre los Caminos Naturales del Duero y del Ebro, GR-14 y GR-99, respectivamente.

Te propongo caminar durante seis etapas a lo largo de este Camino del Agua Soriano. Déjate sorprender a diario por los parajes y monumentos que te encuentras. Puedes llegar en tren o autobús desde casi cualquier parte de España a ambos extremos del recorrido, Soria y Tudela.

Las etapas no tienen dificultad técnica, pero sí recorren distancias considerables dada la escasez de alojamientos, sobre todo en Soria. Por este motivo es recomendable que portes material de vivac, en caso de que sea necesario, como en la primera etapa.

Aunque no es necesario el uso de botas, te aconsejo que utilices un calzado cómodo y con buena suela. Viste con ropa técnica, pues es más ligera y eficiente. Y sobre todo, recuerda llevar comida y agua suficiente para cada caminata; encontrar servicios en estas tierras solitarias es difícil. También es indispensable la crema solar y una gorra o similar, que te protejan la cabeza del sol en los tramos en los que no hay sombra.

Esta Ruta es ideal para los días secos de primavera y otoño. En estas temporadas los campos, bosques y matorrales se visten de colores vibrantes y el termómetro es más amigable. En invierno y verano las temperaturas son más extremas.

Sin más, te deseo que disfrutes enlazando a pie los dos grandes ríos del norte peninsular y que descubras tesoros que puedas acumular en forma de fotos inolvidables.