La escarpada cordillera Cantábrica se ha interpuesto durante cientos de miles de años entre la meseta castellana y el mar. Los romanos construyeron dos calzadas a través de estas montañas que seguían el trazado de antiguas vías naturales. La vía Carisa, que va desde León por encima del puerto de Pajares, y esta que transcurre por el Camino Real de la Mesa, que conectaba Asturica Augusta con Lucus Asturum.

El camino está lleno de historia. Se cree que, durante la Edad Media, el jefe bereber Munuza huyó por este paso tras perder la batalla de Covadonga. En siglos posteriores el trazado fue usado como ruta de peregrinación a Santiago, camino comercial y trashumante. Decenas de generaciones han transitado este itinerario en búsqueda de la espiritualidad, el éxito comercial, la subsistencia y, actualmente, la belleza de su paisaje indómito.

Te propongo seguir los pasos de los humanos antiguos y los modernos durante tres etapas a través de los cerca de 60 kilómetros del GR 101. Esta senda vertebra los espectaculares parajes de los parques naturales de Somiedo y Las Ubiñas-La Mesa, el paisaje protegido del pico Valdoveiro y un extenso patrimonio cultural que abarca desde el neolítico, pasando por el romano y románico hasta la actualidad.

En el camino vas a encontrar antiguas brañas —cabañas tradicionales de pastores—, pequeñas aldeas ganaderas y agrícolas que conservan sus casas y hórreos tradicionales e infinitos valles con una variedad absurda de tonos de verde: verde prado, verde bosque de robles y castaños, verde huerto de maíz y patatas; estos son solo unos ejemplos. La suavidad de las montañas solo se rompe por los enormes peñascos gris calizo de sus picos. Las oportunidades fotográficas también son infinitas.

El camino es agreste y remoto. Las posibilidades de alojamiento son limitadas según la temporada. La división de las etapas se corresponde parcialmente con la propuesta oficial. En la descripción de cada jornada encuentras más detalles. Sin embargo, te anticipo la necesidad de cargar con material de acampada.

Sin duda, la temporada ideal para recorrer el GR 101 es el verano. Durante el estío las temperaturas son templadas, las posibilidades de precipitaciones disminuyen y las de los cielos azules aumentan. Además, esta época te permite viajar más ligero de equipaje, algunos días podrías andar incluso de corto. Eso sí, un chubasquero y una capa de abrigo siempre son imprescindibles en las montañas cántabras.

La primavera y el otoño también tienen sus encantos, sobre todo en la paleta de colores vegetal. Aunque durante estas épocas es más posible encontrar algo de barro si las lluvias son abundantes, algo más que frecuente. En caso de que te decidas por estas temporadas, revisa la previsión del tiempo y escoge el material necesario acorde a las condiciones. En invierno la nieve se hace muy presente, por lo que desaconsejo esta travesía a menos que seas experto.

El trayecto apenas tiene dificultad técnica o física. No es preciso un equipo de alpinismo sofisticado, pero sí un buen calzado adherente, ropa técnica transpirable e impermeable y una mochila que te permita llevar todo lo necesario para la autosuficiencia, ya que apenas se pasa por poblaciones que tengan posibilidades de avituallamiento hasta el final de la segunda etapa.

La Ruta comienza en Torrestío, una localidad leonesa que cuenta con conexiones de bus de la empresa Alsa con Pola de Lena. El punto final es en Grado, una capital de concejo en la que encuentras paradas regulares de bus en varias direcciones y una estación de tren de Feve.

¿Estás listo para dejarte emocionar por las infinitas filas de crestas montañosas de la cordillera Cantábrica? Disfruta del Camino Real de la Mesa.