Pradera de Los Corralitos

El empedrado de la calzada medieval desaparece y el camino llega a la pradera de Los Corralitos, con pinos tiesos y altos decorando el prado. En el centro del paraje hay una mapa muy tosco tallado en un panel de madera. Los pinares de la pradera de los Corralillos son dignos de contemplar paseando tranquilamente entre los enormes troncos, tocando la vieja corteza descascarillada, aprovechando la sombra de las copas en los días de verano o buscando refugio en las ventiscas de otoño. Algunos ejemplares superan veinte metros de altura y llevan viviendo al lado de la calzada romana desde la Edad Media.

En Los Corralitos se cruzan la vía romana, la Carretera de la República, el Camino Schmid, el Camino de Santiago y la calzada borbónica, construida en el siglo XVIII, durante el reinado de Felipe V, para comunicar la capital del reino con las dependencias reales de La Granja de San Ildefonso, que fueron la residencia de verano de varias generaciones de monarcas borbónicos. Los pinos del paisaje son altos y viejos, aportan al bosque un ambiente de venerable serenidad.