Calzada romana

La calzada romana del puerto de la Fuenfría representa el tramo viario de origen romano mejor conservado de la Comunidad de Madrid. Desde su construcción en el siglo I ha sido utilizada durante siglos por los pueblos de las dos mesetas para salvar las cumbres de la sierra de Guadarrama, sufriendo importantes reformas de mejora y mantenimiento, como la reconstrucción de los puentes en el sector madrileño en 1728. La construcción de una obra de ingeniería de tal magnitud para la época suponía una alteración medio ambiental importante en el paisaje y un impacto ecológico en los ecosistemas serranos, del mismo modo que ocurre en la actualidad al diseñar nuevos caminos y carreteras. En la apertura de la caja de la calzada los ingenieros romanos ordenaban talar y quemar grandes zonas de bosques para desenvolverse y actuar con seguridad sobre el terreno, adaptando el ambiente a las necesidades viarias del camino y al mismo tiempo trabajar a salvo de los animales salvajes, especialmente osos y lobos, que atacaban sin piedad a los obreros desde la espesura del bosque. La pérdida de las masas forestales provocaba una degradación de las especies vegetales, dejando el sotobosque muy expuesto a la erosión, que al perder la cubierta vegetal rompe la dinámica del paisaje y aumenta el riesgo de derrumbes en temporadas de lluvias y aludes en invierno

Use zapatos adecuados, hay muchas piedras.

Un paseo espectacular por las montañas de cercidella.
La calzada romana merece una visita por sí sola