En lo más recóndito de Zamora, en un rincón entre Portugal y Galicia, se encuentra el mayor lago de España y el más grande de origen glacial de Europa, el lago de Sanabria. Hace más de 100 000 años, una lengua glaciar de más de 20 kilómetros talló la roca con su fuerza descomunal y transformó esta zona para siempre.

Este lago, que alcanza los 53 metros de profundidad, alberga tesoros subacuáticos y costeros. Sus aguas rebosan de vida con una gran diversidad de flora y fauna que prospera entre sus cañones sumergidos. Sin embargo, su influencia en el entorno es aún mayor. El lago es un ejemplo de turismo sostenible con playas lacustres para el recreo además de multitud de campings y alojamientos.

La herencia de la era glacial de la Alta Sanabria es un tesoro en forma de cañones, inmensas morrenas, humedales de altura y turberas. Aquí el paisaje está regado por los ríos Tera —el principal protagonista—, el Cárdena y el Segundera. Además, el agua fluye por doquier en forma de arroyos y manantiales.

Te propongo dar una vuelta de 90 kilómetros en bicicleta de montaña. Atraviesa maravillosos valles y altiplanos; cañones y riberas; picos y humedales; bosques y praderas alpinas de la comarca de la Alta Sanabria. He dividido la Ruta en dos etapas para que puedas saborear cada golpe de pedal por estos rincones que ofrecen una experiencia de inmersión natural en un espacio casi virgen. Aquí la presencia humana es casi imperceptible fuera de los núcleos de población.

El recorrido es apasionante. Durante los 90 kilómetros te esperan nada más que ocho de asfalto y nada menos que 37 de senderos estrechos. Una auténtica aventura para vivir sobre tu bicicleta de montaña. Por estas sendas estrechas, ruedas entre encantadores bosques de roble, corredores verdes entre moles de granito, praderas con antiguas cabañas de pastores, pequeños humedales que brotan de la tierra y tramos alpinos de alta montaña.

La altitud mínima es de 1000 metros y la máxima supera por poco los 2000 y se da en un entorno de alta montaña muy deshabitado. De este modo es muy importante que tengas en cuenta el vestuario, las provisiones y la época del año más aptas para que maximices el disfrute de la aventura.

Por lo tanto, te recomiendo emprenderla desde el final de la primavera hasta el inicio del otoño. El verano no es especialmente cálido en esta zona y el verdor estará en su máxima expresión. Por otro lado, si encuentras unos días templados de otoño, disfrutarás un paisaje espectacular teñido de color.

En cuanto al vestuario, es recomendable llevar varias capas que te permitan estar fresco en las zonas bajas y abrigarte en las alturas. Por otro lado, si vienes en verano, lo ideal es que traigas un bañador pues esta zona está llena de pozas y, si no, siempre puedes obsequiarte con un baño en una de las playas del lago. Aunque las etapas no son largas, el hecho de estar tan alejadas de poblaciones hace recomendable llevar agua y comida de sobra, herramientas y repuestos básicos para evitar imprevistos desagradables.

Para disfrutar de las sendas de la Alta Sanabria, una bicicleta de rueda de 29 pulgadas y suspensión delantera es ideal. Aunque algunos tramos son estrechos, la dificultad técnica no es alta. Eso sí, unos buenos neumáticos son fundamentales para evitar cualquier pinchazo y mantener la buena tracción.

La Ruta es circular desde San Martín de Castañeda, una localidad que cuenta con una amplia oferta de servicios turísticos. No tiene conexiones de transporte público, por lo cual el desplazamiento en vehículo particular es la mejor opción. La primera etapa termina en Porto donde cuentas con varios bares y una casa rural que te recomiendo reservar con antelación.

Espero que disfrutes de estos dos días en el paraíso glacial de la Alta Sanabria.