Hay un trocito de tierra en Italia que se adentra en el Mediterráneo y se extiende hacia Grecia, Turquía y Oriente Próximo. Se conoce como el Salento (o "Lu Salentu" en el dialecto de la zona) y es la extremidad sudeste de la región de Apulia. Sí, lo has acertado, estoy hablando del mítico tacón de la bota italiana.

La aventura sobre dos ruedas que te propongo en esta Colección te lleva a través de pueblos de casas blancas con vistas al mar turquesa, de caminos con muros de piedra que bordean hileras de olivos centenarios y de vertiginosos acantilados que se alzan imponentes sobre el mar. También es un viaje al pasado para conocer las civilizaciones de los mesapios, griegos, bizantinos, turcos, lombardos y suevos. Aquí puedes sentir incluso las huellas de la Segunda Guerra Mundial. Y es que cada momento histórico ha dejado un legado indeleble y característico en la zona.

Este itinerario de tres días y 150 kilómetros abarca las tierras más meridionales de la región del Salento y pasa por las ciudades de Gallipoli, Santa Maria di Leuca y Otranto. El recorrido es mayoritariamente llano, apto para cualquier tipo de ciclista.

La Ruta es circular. El punto de inicio y de finalización es Gallipoli, a la que se puede llegar en tren desde Lecce. Continuas hacia el sur por la costa jónica, salpicada de largas playas de arena blanca y aguas cristalinas, como la playa di Pali. A continuación, llegas al extremo sur de Apulia: la localidad de Santa Maria di Leuca. Aquí las aguas azules de los mares Jónico y Adriático se entremezclan.

Desde Santa Maria di Leuca pedaleas hacia el norte, en dirección a Otranto. Las blancas playas de la costa jónica dan paso a escarpados acantilados que se alzan sobre el mar Adriático. Este tramo de costa está salpicado de cuevas y profundas ensenadas donde el agua del mar se adentra formando extraordinarias bahías como la de Castro Marina.

En Otranto te recibe el imponente castillo normando que domina la ciudadela. Tiene un perfil cosmopolita con cúpulas bizantinas y campanarios cristianos. El contraste cromático de los muros blancos de las casas con las aguas turquesas de la bahía es impresionante.

A partir de Otranto, abandonas la costa para adentrarte en el interior del Salento. El paisaje se vuelve árido y pedaleas a lo largo de hileras de olivos, muros de piedra y dólmenes que datan de tiempos prehistóricos, testimonio de lo antigua que es la relación del hombre con esta tierra.

Puedes realizar esta Ruta en cualquier época del año, ya que el clima de esa parte de Italia es bastante suave. Sin embargo, las mejores estaciones son la primavera y el otoño, lejos del calor abrasador del verano y antes de la temporada de lluvias del invierno.

He diseñado las etapas para que terminen en lugares interesantes que cuentan con restauración y alojamientos que aceptan bicicletas. Este es también un viaje gastronómico. No te olvides de probar delicias como las “pittule” (una masa frita que a veces se rellena con anchoas y alcaparras), las “pucce” (un pan de sémola con el que se hacen bocadillos), las “frisedde” (una especie de focaccia) y el “pasticciotto” (un dulce relleno de queso ricotta o flan de huevo).

Ten en cuenta que vas a pedalear por una región muy ventosa. Hay un refrán local que dice: "Salento, tierra lu mare lu sole lu jentu" (Salento, tierra de mar, sol y viento). A veces irás con el viento en contra, pero no te desanimes: avanza sin prisas y disfruta del paisaje.