Remolacha azucarera, vinos y cereales, piedra, yeso y cal, pasajeros y miles de historias, viajaron desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX en los vagones tirados por la fuerza del vapor del ferrocarril del Tajuña. Esta línea corría a lo largo del cauce del río homónimo, entre Guadalajara y Madrid, y llegaba hasta el centro de la capital. El plan original era llegar hasta Aragón, a través de La Alcarria.

Sin embargo, el proyecto se estancó en varios períodos. Durante la Guerra Civil, el trayecto se vio muy perjudicado y, en la década de los 1960, hacia el final de su vida útil, la vía solo se usaba para transportar material de la cementera Portland entre sus plantas de Morata de Tajuña y Vicálvaro. Actualmente, una buena parte del trazado original ha sido reacondicionado para el disfrute de los aficionados al cicloturismo entre Arganda del Rey y Ambite.

La vía verde del Tajuña es un recorrido ideal para abandonar el cinturón industrial y adentrarse en los paisajes rurales de la Comunidad de Madrid, llenos de historia bélica e industrial, agricultura y naturaleza. El itinerario te lleva a rodar por: antiguas canteras y fábricas; trincheras y búnkeres de la Guerra Civil; estaciones abandonadas; olivares, viñedos y huertos; impresionantes cortados, magníficos bosques de ribera y espectaculares vistas.

Si bien el recorrido de la vía verde empieza en el centro de Arganda del Rey, yo te propongo arrancar desde la estación de metro de Rivas Vaciamadrid, que te lleva por la sorprendente laguna del Campillo y por un tramo del trazado que continúa operativo. Sobre estos rieles aún circula en otoño e invierno el tren de Arganda, del que se dice que pita más que anda en referencia a la poca velocidad y mucho ruido de su locomotora. Se trata de un ferrocarril de vapor histórico y turístico que pretende ser un museo vivo tanto de la línea como de su infraestructura.

He dividido la Ruta en dos etapas asequibles para familias con niños y ciclistas ocasionales que quieran disfrutar de una aventura tranquila. La primera jornada te lleva hasta Morata de Tajuña, una localidad famosa por sus palmeras de chocolate y buena gastronomía. La segunda se adentra en el valle del río, sus atractivos pueblos y ambiente agrícola, hasta el edificio del apeadero de Ambite, convertido en un bar. Muy cerca tienes una parada de autobús interurbano, en los que está permitido transportar hasta tres bicicletas. En todo caso, te recomiendo optar por la opción del coche de apoyo para la recogida.

Bicicletas de paseo, montaña, carretera, gravel o urbanas son perfectas para recorrer los parajes del sureste madrileño. La vía verde tiene muy buen firme y subidas con poca inclinación. Lo que la hace de fácil tránsito para cualquier montura y no requiere de ninguna habilidad especial.

La primavera y el otoño son las temporadas ideales para rodar por la vía verde del Tajuña. Aun con temperaturas relativamente bajas, los días soleados hacen que el paseo sea muy agradable, además de ayudar a que el paisaje brille especialmente y sea ideal para las fotografías que seguramente quieras hacer. Te recomiendo evitar el verano, ya que la temperatura sube considerablemente. En invierno también es factible, pero los días ventosos son más frecuentes, lo que puede dificultar el avance.

Sea cual sea la temporada que escojas, los paisajes y la historia del ferrocarril del Tajuña te van a dar una perspectiva diferente del Madrid rural. Disfruta de la travesía.