Imagina recorrer con tu bicicleta y en menos de 700 kilómetros: castillos y pueblos ancestrales; campiñas de olivares y viñas; ríos, lagunas, embalses y acueductos; dehesas jugosas, paisaje de piedemonte y crestas rocosas a más de 1600 metros de altitud con vistas que quitan el aliento. Todo esto lo puedes hacer sin salir de Madrid.

La Comunidad de Madrid es mucho más que enormes ciudades, zonas industriales y grandes vías asfaltadas. Si recorres su perímetro dejándote perder por sendas, pistas forestales, vías verdes y carreteras olvidadas, puedes vivir una auténtica aventura ciclista que tiene poco que ver con la urbe y mucho con su historia y su paisaje.

El recorrido de esta Vuelta a Madrid fue creado para una carrera “non-stop” de MTB o gravel, como una iniciativa para promover el turismo de esta comunidad autónoma situada prácticamente en el centro geográfico de la península ibérica. El trayecto original de la prueba cubre 710 kilómetros. Sin embargo, yo te invito a dejarte cautivar por cada paraje y he adaptado la Ruta para que pedalees cerca de 670 kilómetros en diez etapas.

Esta aventura recorre una gran extensión del piedemonte de la sierra de Guadarrama, de noroeste a noreste, y te da una idea de la entidad de su montaña al escalar hasta los 1600 metros del cerro de la Cabeza, en San Lorenzo de El Escorial. Según te diriges al sur, pedaleas por una extensa zona de dehesa repleta de encinas y, a continuación, una inmensa campiña, hasta volver al piedemonte.

El agua también tiene un enorme protagonismo en la Ruta. Te esperan las vegas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Tajuña, Henares, Guadalix, Aulencia y Jarama, y en sus cauces los embalses de Valmayor, Navacerrada, Santillana y Pedrezuela. Por si fuera poco, en el Tajuña pasas por el cautivador paisaje de las lagunas de San Juan.

Madrid también está lleno de monumentos y arquitectura. En esta vuelta pasas por los castillos de Manzanares el Real, Fuentidueña de Tajo y Villarejo de Salvanés. La cinematográfica plaza mayor de Chinchón es un lugar ideal para tomar un refrigerio y, en la subida por el monte Abantos, tienes un mirador al espectacular monasterio de San Lorenzo de El Escorial, uno de los edificios más importantes de España.

La mejor época para rodar por estos caminos son los días templados y secos de primavera y otoño. La precipitación es un enemigo a evitar cuando intentas avanzar por las pistas arcillosas de la zona sur y, en las montañas y el piedemonte, hace frío en días lluviosos. Por otro lado, en verano, el calor es abrasador en la campiña. Es fundamental que tengas en cuenta el viento, por el sur no hay defensa posible si te sopla de cara. De todos modos, en la pestaña del tiempo de la información de la Ruta, tanto en la app como en tu navegador, puedes consultar una aproximación de la predicción del viento para los días siguientes.

Esta aventura es circular, por lo que puedes arrancar donde más te convenga. Hay varias poblaciones del trayecto que cuentan con estaciones de tren de Cercanías, todas con buena conexión con Madrid capital. Yo te propongo empezar en la estación de tren de El Escorial. De este modo puedes emprender el duro ascenso al cerro de la Cabeza en la primera jornada. Cada etapa termina en un punto, o población, que está cerca de un alojamiento y de los servicios que puedas necesitar.

A pesar de que hay algunos pasos por sendas, el recorrido no presenta mayor dificultad técnica. De esta manera, una bici de gravel con cubiertas de alrededor de 40 milímetros es perfecta para disfrutar de todas las superficies que te esperan y avanzar a buen ritmo. Aunque la Ruta rodea muchas poblaciones importantes, recuerda llevar algún repuesto ligero en caso de avería.

Un buen protector solar es indispensable en casi todo el recorrido, pero especialmente, en la zona sur, por donde no hay apenas árboles y pedaleas largas horas bajo el sol. En cuanto a la ropa, aunque puedes viajar ligero, recuerda tener varias capas que te permitan abrigarte por las mañanas y estar fresco en las horas de calor. No olvides el cortavientos.

Espero que Madrid te regale sus tesoros escondidos en la periferia y, al terminar la vuelta, hayas disfrutado de su impresionante patrimonio paisajístico e histórico.